Los vikingos se quedan con las ganas de saquear Catoira

Los vikingos se dejan ver junto a las Torres. Este año los defensores no tuvieron que intervenir.
photo_camera Los vikingos se dejan ver junto a las Torres. Este año los defensores no tuvieron que intervenir.
Los drakkars navegaron por el Ulla, pero la pandemia impidió su desembarco. Sus maniobras fueron seguidas desde la orilla

Con mascarilla y manteniendo entre ellos mismos una pruedente distancia. Así se presentaron ayer las hordas vikingas que todos los años, hasta que se declaró la pandemia, desembarcaban el primer domingo de agosto en el municipio de Catoira. La Romaría Vikinga, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, se tuvo que conformar en esta ocasión con una incursión de drakkars (las embarcaciones de casco trincado que usaban aquellos navegantes nórdicos) por las aguas del Ulla, como solución para evitar una nueva suspensión de esta fiesta.

Las maniobras de los feroces guerreros fueron seguidas en tierra por un nutrido grupo de vecinos y curiosos, bien desde la orilla, bien desde el viaducto que sobrevuela el río y une las provincias de Pontevedra y A Coruña. Para los que prefirieron no acercarse hasta el lugar, ya fuera por miedo a los posibles invasores o al coronavirus, el Concello ofreció a través de sus redes sociales la retransmisión en directo, vía streeming, de este espectáculo, que pudo apreciarse en toda su grandeza gracias a las imágenes aéreas obtenidas por dron.

La flota, que no pudo hacer su famoso desembarco, realizó una incursión por el río hasta la isla de Castrivello. Junto a las Torres do Oeste -los restos de las mismas que en el siglo XI ordenó construir el obispo Cresconio para repeler los ataques vikingos-, Ismael Sobrino, “El Chuso”, iba narrando los acontecimientos que se iban produciendo. También en este lugar mítico se instaló un escenario donde el músico catoirense Baiuca ofreció un espectáculo, del que pudieron disfrutar en directo solo 300 personas que previamente habían reservado sus entradas.

SIN VINO NI HIDROMIEL

Fue el colofón a una semana de actividades, que incluyeron distintos conciertos y el festival Valhalla Music Fest, siempre con aforo restringido y siguiendo las medidas de prevención frente al covid-19. De esta manera, se quiso asegurar la continuidad de esta romería única, que lleva ya celebrándose 61 años y que, en esta ocasión, no pudo finalizar en el acostumbrado frenesí de vino e hidromiel, ni con ‘xantar popular’, junto a las emblemáticas torres de Catoria, que recuerdan el paso por este municipio y el antiguo Reino de Galicia de las tropas de Ulf Thorgilson, conocido precisamente como ‘Ulf el Gallego’ por saquear lo que los vikingos conocían como Jakobsland (las tierras de Santiago). 

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