Piden consultas rápidas ante sospechas de sumisión química

El jefe de Urgencias del CHUS, Plácido Mayán.
photo_camera El jefe de Urgencias del CHUS, Plácido Mayán.
El desconocimiento del protocolo hace que muchas víctimas “tiren la toalla” tras una intoxicación

El protocolo de sumisión química define las sustancias más habituales de intoxicación, así como las pruebas diagnósticas y toxicológicas a realizar ante la sospecha de un potencial delito. No obstante, el desconocimiento de la existencia de este protocolo, en especial entre la población joven, y las dificultades que acarrea la detección de sustancias hace que muchas víctimas “tiren la toalla” tras presumir una intoxicación.

“A nivel población habría que insistir mucho más en que la consulta sea rápida”, advierte el jefe de Urgencias del Hospital Clínico de Santiago de Compostela (CHUS), Plácido Mayán. Un factor fundamental, bajo la perspectiva de Mayán, ya que drogas como la escopolamina se “metabolizan rápido” y “se pierden” al superarse las seis horas.

En ese escenario se vio una chica de 22 años de Ribeira (A Coruña) que hizo uso de la asistencia médica al día siguiente de salir de fiesta y sin apenas haber bebido, tal y como ella relata. Lo hizo porque seguía “encontrándose mal” y no porque conociese el protocolo, puesto que “no sabía que lo había”. 

Entre todas las taras burocráticas con las que se encontró, apunta que solicitar los resultados fue el “caos” con el que le entraron ganas de “tirar la toalla”.

En su caso y, pese a todo, se considera “afortunada” porque sus amigos habían estado pendientes de ella toda la noche y evitaron cualquier otro tipo de desenlace desde que le notaron una actitud “rara” y la vieron “con otra bebida distinta” a la que había pedido y que alguien le había proporcionado.

Ese mismo sentir tiene otra joven compostelana de 19 años a la que la noche se le “borró completamente”. Al principio creyó que sería por el alcohol consumido, pero sus amigos fueron los primeros en recalcarle una y otra vez que no había bebido “tanto como para acabar así”. “No sabía ni que había un protocolo”, lamenta en una conversación esta gallega que reconoce que de haber sido conocedora del mismo probablemente sí hubiera recurrido a él.

Son casos como los suyos los que evidencian que “si se escapa alguna detección es por falta de consulta”, como señala el jefe de Urgencias del CHUS. En el momento en el que se entra por las puertas del hospital desde triaje hasta la custodia de pruebas, todo el personal está “muy concienciado”, incide Mayán.

Fue el verano pasado cuando se activó el protocolo de actuación elaborado por el Servizo Galego de Saúde (Sergas) coincidiendo con el incremento en el número de “pinchazos” que se producían en lugares de ocio. Sobre los “pinchazos”, Mayán explica que era “muy difícil” que se les introdujese a las víctimas un fármaco que “produjera sintomatología de manera rápida”. Pues, de hacerlo, aclara, el “volumen para que la persona se dé cuenta tendría que ser alto”.

Galicia ocupa la cuarta posición en el registro de incidencias por comunidades, siendo la provincia de A Coruña la zona más perjudicada con un total de 36, seg´jn datos del  Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.

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