Mamparas separando todos los escaños, gel hidroalcohólico para los 75 diputados y mascarillas para una jornada atípica
La XI Legislatura del Parlamento de Galicia arrancó ayer con la celebración de la más atípica de sus sesiones constitutivas, marcada por las medidas de seguridad derivadas de la pandemia de la covid-19 y con una protesta de trabajadores de Alcoa San Cibrao.
El propio hemiciclo se adaptó para la ocasión, con mamparas separando todos los escaños y puestos de la Mesa del Parlamento y con pequeños botes de gel hidroalcohólico en cada uno de ellos, mientras que los 75 diputados que tomaron posesión lo hicieron portando sus mascarillas.
También ha sido muy diferente la distribución de un hemiciclo que, acostumbrado durante las últimas legislaturas a acoger a cuatro grupos parlamentarios y un grupo mixto, ha vuelto a una imagen propia de la década pasada, con tan solo tres formaciones representadas: el PPdeG y su mayoría absoluta, el BNG como líder de la oposición y el PSdeG como tercera fuerza. La imagen de la tribuna de invitados también ha variado con respecto a otras ocasiones y ha estado prácticamente vacía, aunque alrededor de 80 invitados han podido seguir el pleno a través de varias pantallas colocadas en diferentes salas del Parlamento gallego, en las que se ha mantenido una distancia de seguridad de un metro y medio.
En una Cámara gallega que en democracia -casi- siempre ha estado presidida por un representante del PPdeG, la mesa de edad también ofreció una imagen de excepción, con tres nacionalistas al frente: Xosé Luís Rivas “Mini” presidiéndola como el diputado de más edad y Paulo Ríos y Daniel Castro como los más jóvenes, secretario de la mesa de edad y encargado de llamar a los diputados en las votaciones, que acudió ataviado con una chaqueta de operario de Alcoa y una camiseta con el lema “energía solución”.
Las referencias a Alcoa, cuyos trabajadores han estado protestando a las puertas del Pazo do Hórreo, se dieron entre más diputados nacionalistas, con la cabeza de lista por Lugo, Olalla Rodil, llevando un lazo azul o el propio Rivas con una mascarilla con el mismo símbolo.
Donde había menos variación era en el apartado de los juramentos, en el que los diputados deben jurar o prometer “ante el pueblo de Galicia, representado aquí por el Parlamento, acatar y guardar fidelidad a la Constitución y al Estatuto de Galicia”. Los catorce diputados del PSdeG -con una rosa en sus escaños- se decantaron por la fórmula “sí, prometo”, la misma que empleó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a pesar de que el resto de integrantes de su grupo optó por “sí, juro”.
Mientras tanto, los 19 diputados del BNG, portando un clavel y un ejemplar de “Sempre en Galiza" de Castelao, optaron por una única fórmula: “Me comprometo a ser fiel a Galicia y a defender los derechos nacionales y sociales de los gallegos y gallegas y, por imperativo legal, sí, prometo”.
La sesión, ya con Miguel Santalices al frente de nuevo como presidente del Legislativo gallego, ha concluido con la interpretación del himno gallego y con un minuto de silencio en recuerdo de las personas fallecidas por la covid-19 y de aquellos que no pudieron despedirse de sus familiares.
“No es el día más agradable para que tengamos el pleno, que me gustaría tener lleno de invitados, pero algo bueno tiene ser médico y poder tomar la decisión de hacerlo así por dos motivos: por prudencia y por trasladar a la ciudadanía el mensaje de que se debe cumplir la normativa”, apuntó Santalices durante su discurso.
Frente a la habitual presencia de autoridades entre los visitantes, en esta ocasión la sala habilitada para ellos reunió tan solo a unas ochentas personas, en su mayoría familiares de los diputados.
Concluida esta atípica sesión constitutiva de la Cámara, los diputados no se volverán a reunir hasta la sesión de investidura, en la que Alberto Núñez Feijóo será propuesto para optar a liderar la Xunta de Galicia por cuarto mandato consecutivo.
El propio hemiciclo se adaptó para la ocasión, con mamparas separando todos los escaños y puestos de la Mesa del Parlamento y con pequeños botes de gel hidroalcohólico en cada uno de ellos, mientras que los 75 diputados que tomaron posesión lo hicieron portando sus mascarillas.
También ha sido muy diferente la distribución de un hemiciclo que, acostumbrado durante las últimas legislaturas a acoger a cuatro grupos parlamentarios y un grupo mixto, ha vuelto a una imagen propia de la década pasada, con tan solo tres formaciones representadas: el PPdeG y su mayoría absoluta, el BNG como líder de la oposición y el PSdeG como tercera fuerza. La imagen de la tribuna de invitados también ha variado con respecto a otras ocasiones y ha estado prácticamente vacía, aunque alrededor de 80 invitados han podido seguir el pleno a través de varias pantallas colocadas en diferentes salas del Parlamento gallego, en las que se ha mantenido una distancia de seguridad de un metro y medio.
En una Cámara gallega que en democracia -casi- siempre ha estado presidida por un representante del PPdeG, la mesa de edad también ofreció una imagen de excepción, con tres nacionalistas al frente: Xosé Luís Rivas “Mini” presidiéndola como el diputado de más edad y Paulo Ríos y Daniel Castro como los más jóvenes, secretario de la mesa de edad y encargado de llamar a los diputados en las votaciones, que acudió ataviado con una chaqueta de operario de Alcoa y una camiseta con el lema “energía solución”.
Las referencias a Alcoa, cuyos trabajadores han estado protestando a las puertas del Pazo do Hórreo, se dieron entre más diputados nacionalistas, con la cabeza de lista por Lugo, Olalla Rodil, llevando un lazo azul o el propio Rivas con una mascarilla con el mismo símbolo.
Donde había menos variación era en el apartado de los juramentos, en el que los diputados deben jurar o prometer “ante el pueblo de Galicia, representado aquí por el Parlamento, acatar y guardar fidelidad a la Constitución y al Estatuto de Galicia”. Los catorce diputados del PSdeG -con una rosa en sus escaños- se decantaron por la fórmula “sí, prometo”, la misma que empleó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a pesar de que el resto de integrantes de su grupo optó por “sí, juro”.
Mientras tanto, los 19 diputados del BNG, portando un clavel y un ejemplar de “Sempre en Galiza" de Castelao, optaron por una única fórmula: “Me comprometo a ser fiel a Galicia y a defender los derechos nacionales y sociales de los gallegos y gallegas y, por imperativo legal, sí, prometo”.
La sesión, ya con Miguel Santalices al frente de nuevo como presidente del Legislativo gallego, ha concluido con la interpretación del himno gallego y con un minuto de silencio en recuerdo de las personas fallecidas por la covid-19 y de aquellos que no pudieron despedirse de sus familiares.
“No es el día más agradable para que tengamos el pleno, que me gustaría tener lleno de invitados, pero algo bueno tiene ser médico y poder tomar la decisión de hacerlo así por dos motivos: por prudencia y por trasladar a la ciudadanía el mensaje de que se debe cumplir la normativa”, apuntó Santalices durante su discurso.
Frente a la habitual presencia de autoridades entre los visitantes, en esta ocasión la sala habilitada para ellos reunió tan solo a unas ochentas personas, en su mayoría familiares de los diputados.
Concluida esta atípica sesión constitutiva de la Cámara, los diputados no se volverán a reunir hasta la sesión de investidura, en la que Alberto Núñez Feijóo será propuesto para optar a liderar la Xunta de Galicia por cuarto mandato consecutivo.
