Una nueva era por la vía rápida

El tren que realiza el recorrido, preparado para la salida desde la estación Chamartín-Clara Campoamor.
photo_camera El tren que realiza el recorrido, preparado para la salida desde la estación Chamartín-Clara Campoamor.
El tren de alta velocidad a Galicia completó ayer su primer viaje oficial de pruebas abriendo una nueva era donde Ourense será la gran beneficiada. Los presidentes de Galicia y Castilla y León acompañaron a la ministra en este viaje inaugural.

Fue la palabra más repetida durante todo el viaje, “histórico”, pero por una vez el calificativo de la jornada estaba más que justificado. Completar el trayecto que separa Ourense de Madrid en poco más de dos horas se lo merecía. Y nadie quiso perdérselo. Los más madrugadores, el grupo de diputados socialistas gallegos en Madrid, que una hora antes tomaban café en la estación mientras hacían tiempo para el embarque. La exministra Ana Pastor también salió desde Madrid, invitada a realizar el trayecto en el vagón de autoridades junto con la titular de Transportes, Raquel Sánchez, la secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, y el presidente de Renfe, Isaías Táboas. Hasta un despistado alcalde de Ourense, que buscaba afanosamente la puerta de acceso a la alta velocidad mientras paseaba con su maletín de un lado a otro de la estación. Y mucha prensa. Porque por una vez el epicentro de la noticia estaba en Ourense, la ciudad que se consagra a partir de ahora como el centro ferroviario de Galicia.

Pero entre los protagonistas de la jornada nadie como Raquel Sánchez, que solo cuatro meses después de llegar al cargo pasará a la historia como la ministra que llevó el AVE a Galicia. Sánchez, a pesar de su corta trayectoria, ha aprendido la lección: maneja con soltura la topografía gallega, la terminología ferroviaria y las responsabilidades de su departamento. También es verdad que cuenta como Secretaria de Estado con la lucense Isabel Pardo de Vera, que a su cargo en el Ministerio suma su experiencia como expresidenta de Adif.

Pero no todo el mundo iba a coger el tren. También se habían desplazado representantes de la Plataforma de Víctimas del Alvia 04155, quienes le entregaron una carta a la ministra en la que solicitaban una investigación técnica independiente para esclarecer la verdad de lo sucedido.

El tren salió de la estación de Chamartin Clara Campoamor a las 8.45, según el horario establecido. Las pantallas van informando en todo momento de la velocidad a la que circula, dejando la ciudad a poco más de 100 kilómetros por hora y cogiendo velocidad a medida que se alejaba de la capital. En el túnel del Guardarrama se acerca a los 300 kilónetros por hora y esa será la velocidad máxima en todo el reorrido, excepto en algunas ocasiones puntuales en la que supera simbólicamente en uno o dos kilómetros del límite permitido para este tipo de trenes.

No será hasta el próximo año, cuando lleguen los Avril y con ellos la velocidad se incrementará en 30 kilómetros, lo cual permitirá reducir el tempo del viaje. Pero ese día todavía no tiene fecha, aunque algunas fuentes lo sitúan en el primer cuatrimestre del año. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, apelaba a la ministra en el acto de inauguración a completar lo antes posible ese reto, sobre todo por lo que se juega Galicia en 2022 como año Xacobeo.

En una hora de recorrido el tren realiza su primera parada en Zamora. Aquí se sube el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que viene acompañado del alcalde y otras autoridades locales. Pero para subirse, primero tiene que bajar la ministra. Con estudiada puesta en escena, Raquel Sánchez se demora en aparecer. Después vienen los saludos y abrazos oficiales. No son distantes, tampoco afectivos… quién sabe si por el covid.

Apenas cuatro minutos de parada y el tren reinicia su recorrido. Media hora más tarde el tren llega a Puebla de Sanabria. Aquí se sube la comitiva gallega con el presidente de la Xunta a la cabeza. Viene acompañado por la conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, el presidente de la Diputación de Ourense, Manuel Baltar, así como por senadores y diputados gallegos. El último tramo del recorrido durará 85 minutos y supone la entrada a Galicia a 300 kilómetros por hora. Los paisajes cambian, las cumbres aparecen al fondo, coronadas por penachos de nieve, y los túneles se suceden sin que los viajeros puedan apreciar la orografía gallega. Lo que sí se pone de manifiesto es la enorme complejidad de este trazado en el que se pueden contar hasta treinta túneles y viaductos. Durante este tramo las conexiones de Internet resultan imposibles y mantener una conversación sin cortes también resulta complejo. Los viajeros tienen la sensación de que circulan por el Metro de Madrid en lugar de hacerlo a cielo descubierto. Una vez superada la barrera orográfica los paisajes se suavizan a medida que nos acercamos a la capital de As Burgas. La entrada a través del Miño con el puente Romano recibiendo a los viajeros es una verdadera postal, un anticipo de todo lo que Ourense puede ofrecer.

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