Condena por un ataque de cuernos con tiroteo y paliza

Los desperfectos del coche del denunciante a consecuencia de los disparos.
photo_camera Los desperfectos del coche del denunciante a consecuencia de los disparos.
El inculpado agredió al hombre que había quedado con su esposa, a la que espió el móvil

Los celos que se apoderaron de Jorge Alán R.C. cuando comenzó a sospechar que su mujer tenía un affaire con otro hombre supuso en 2018 un punto de inflexión en la relación y una denuncia del supuesto amante por la paliza que recibió, así como por las amenazas de muerte y daños en su casa.

El inculpado compareció ayer en el Penal 2 dispuesto a admitir su equivocación, aunque no le salió gratis. La asunción de responsabilidad hizo que la fiscal rebajase la pena inicial de cuatro años y medio de prisión. El inculpado fue condenado a dos años de cárcel así como a una multa (seis meses con una cuota diaria de tres euros al día) por lesiones, amenazas y daños, además de pagar al abogado y procurador de la acusación particular (1.500 euros en concepto de costas) y reparar con dinero las secuelas de su comportamiento enajenado: 779 euros para el Sergas, 2.000 por los daños en la vivienda y 4.580 euros por las secuelas que sufrió la víctima. Además, deberá realizar cinco meses de trabajos en beneficio de la comunidad si no quiere ir a prisión.

El acusado acudió al campo de fútbol de Oímbra el 14 de abril de 2018 sobre las once de la mañana. Sabía que los amantes se habían citado allí  porque previamente había espiado el móvil de la mujer. 

Al llegar al lugar, el inculpado, con la intención de atemorizar al hombre, nada más detectar su presencia, realizó dos disparos al  vehículo en el que se desplazó, impactando contra el parabrisas. El arma nunca apareció, aunque la Guardia Civil sospecha que utilizó una escopeta.

Los disparos atemorizaron a la víctima, quien se subió al coche y salió corriendo en dirección a su vivienda de O Canizo, en el concello Gudiña. Pero Jorge Alán, lejos de calmarse y abortar su plan, optó por recorrer 44 kilómetros. Primero, por la carretera entre Oímbra y Verín y, después, a lo largo de la autovía A-52, hasta la misma localidad de A Gudiña. Con una barra de hierro, rompió la puerta de entrada de la casa hasta conseguir acceder y anunció al morador sus pretensiones, asegurando que iba a matarlo.  La víctima saltó por una ventana y se refugió en el gallinero. Allí, acorralado, no tuvo escapatoria y recibió golpes con la barra de hierro en la cabeza y el cuerpo. Precisó tratamiento médico ya que le colocaron dos grapas en la cabeza. De hecho, tardó en curar 18 días. El lesionado no solo le restaron secuelas físicas -cicatriz en la zona parietal izquierda- sino que padece estrés postraumático a raíz del violento episodio.

El vecino de A Gudiña, al parecer, negó que fuera amante de la esposa del presunto agresor, asegurando que solamente mantenían una relación de amistad. El inculpado fundó sus sospechas en los comentarios de algunos familiares. 

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