Ofrecer contratos estables, así como garantizar la conciliación del trabajo con la vida familiar y el ocio son dos de las claves que podrían garantizar el recambio generacional de los médicos en Galicia, ante el previsible aluvión de jubilaciones de los próximos años.
“Hay que dar pasos en entender a la gente joven. Están perfectamente formados y son trabajadores, pero la conciliación o su ocio creo que lo valoran más de lo que se valoraba en tiempos anteriores”, explica el presidente del Consello Galego de Colexios Médicos, Eduardo Iglesias.
Reconoce que, en el sector público, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) está “dando pasos” en el último año para intentar retener a la gente con mejoras retributivas, como ofrecer contratos de tres años para facultativos que acaban el MIR, la estabilización de plazas por concurso de méritos en lugares de difícil cobertura y las propuestas de mejorar el pago de las horas extra cuando se cubran ausencias de compañeros.
Y es que, de acuerdo con datos de los colegios médicos, en las cuatro provincias “va a haber unos años en los que va a ser complicado poder suplir a los médicos que se jubilan”, sobre todo en Medicina de Familia y Pediatría.
Según cifras del Ministerio de Sanidad actualizados al 2021 -últimas disponibles-, el Sergas cuenta con un total de 9.865 médicos, lo que supone una tasa de 3,7 profesionales por cada 1.000 habitantes. Esta media está ligeramente por encima de la española, situada en 3,5.
De todos los facultativos del sistema público gallego, más de la mitad (5.491) son de Atención Hospitalaria, mientras que hay 2.768 en Atención Primaria. Pero los colegios médicos constatan la existencia de más de 15.000 colegiados en toda Galicia entre todas las especialidades, asistenciales y no asistenciales, y teniendo en cuenta también el sector privado. Por tanto, cabría suponer que, además de los casi 10.000 que ejercen en el Sergas, hay otros 5.000.
¿Y qué pasa con las jubilaciones? Eduardo Iglesias, que además preside el Colegio de Médicos de Lugo, estima que, solo en la provincia, hay ahora unos 700 profesionales que tienen más de 60 años y que se retirarán “paulatinamente en cinco años”. Teniendo en cuenta que hay “más o menos 1.500 en activo, es un número importante”, casi la mitad. Asimismo, por seguir con el ejemplo lucense, hay ya unos 50 médicos de familia con 64 años a los que les correspondería jubilarse “si no prorrogan la vida laboral”. Esto supone que, como se están formando unos 20 MIR en esta especialidad, habrá un desfase de 30 facultativos.
Así, Iglesias coincide con la Xunta en que la principal solución sería ampliar la oferta MIR en lugar de actuar en las plazas de las facultades de Medicina, que serán más de 400 el próximo año en Santiago.
E incide en la necesidad de más plazas de formación especializada: “Lo que no puede ser es que gente que salga de la Facultad de Medicina no pueda hacer su especialidad. 8.000 se presentaron (en la última convocatoria) y cerca de 4.000 quedaron fuera”. Pero admite que esto es “muy complicado de llevar a cabo”.
