La columna vertebral del debate, que acabó convirtiéndose en un choque dialéctico entre Sánchez y Feijóo, era contraponer las diferentes propuestas de ahorro energético que exige Europa, y que España deberá tener listas en las próximas semanas.
En este sentido, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, descartó “apagones” o “racionamientos de bombonas de butano”. De este modo, negó que se vayan a tomar medidas “drásticas” para reducir el consumo energético, aunque reconoció que tanto España como Europa se están preparando para el “peor” escenario de cara al invierno, que sería el generado por un corte total del suministro desde Rusia.
Más allá de las medidas de ahorro energético, Sánchez anunció que las instalaciones de cogeneración quedarán cubiertas de manera temporal por el mecanismo ibérico que limita el precio del gas empleado para la generación eléctrica, tal y como venía reclamando el sector. Esta medida “excepcional” beneficiará a sectores como el textil, la cerámica, el ladrillo, los fertilizantes o el químico, que representan cerca del 20% del PIB industrial en España, y podrán “seguir operando y garantizando el empleo en todo el territorio nacional”.
Asimismo, Sánchez insistió en reclamar a Bruselas la reforma del mercado eléctrico, cuyo funcionamiento marginalista, a su juicio, está financiando de forma “estúpida” la guerra de Putin en Ucrania, al retribuir todas las tecnologías al precio de la más cara, que normalmente son los ciclos combinados de gas. “Presentaremos en las próximas semanas nuestra propuesta de reforma integral del mercado eléctrico de la electricidad y del mercado europeo de comercio de emisiones de dióxido de carbono (CO2)”, aseguró.
Incentivos
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, criticó las “obligaciones, sanciones y multas”, y propuso premiar con descuentos directos en el recibo energético a los consumidores, familias y pymes por su ahorro de energía. Asimismo, pidió a Sánchez rectificar la “intransigencia energética que nos ha llevado hasta aquí”. El líder popular le trasladó la propuesta energética de su partido, con la que dijo esperar “tener más suerte” que con la anterior que presentó al Ejecutivo. Acusó al Gobierno de no proponer ahorro, sino de plantear un “racionamiento energético”, e insistió en que, con la “excepción ibérica”, ya se llevan “regalados” 500 millones de euros a los consumidores franceses, que serán 1.000 millones a finales de año.
Núñez Feijóo ha dicho que es verdad que hay que seguir impulsando el ahorro energético, pero con consejos y recomendaciones; y no con obligaciones, sanciones y multas como hizo el Gobierno con su real decreto-ley.
En el resumen que ha expuesto Núñez Feijóo de su propuesta, el primer punto es que no haya sanciones, sino que se premie con descuentos directos en el recibo a los consumidores, familias y pymes que ahorren un 3%, un 5% o un 10% en su consumo energético. Además, dijo que España no se puede permitir que la actividad industrial caiga, por lo que ha pedido ayudas no para modernizar, sino para que no cierren las empresas, porque “de nada vale modernizar lo que está cerrado”.
Feijóo reiteró su petición de que las rebajas del IVA al gas y a la electricidad se prolonguen durante el invierno. Ofreció al Gobierno el plan de energía que ha elaborado el PP, un documento con ocho bloques temáticos y 59 apartados, con medidas como crear una Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) “energética”, para lo cual sólo habría que dar “alguna competencia más a la Airef”. También incluye incrementar las auditorías de consumo y un plan de ayudas “pero de verdad, como las de Alemania, no como éstas”.
Centrales nucleares
Feijóo también defendió una “apuesta masiva por las renovables”, eliminando las trabas burocráticas que frenan su instalación; así como aprovechar todas las fuentes de generación de energía disponibles. En este sentido, señaló que España es el único país que no reconsideró los cierres de centrales nucleares, al tiempo que recordó que Alemania, en este contexto de crisis generado por la guerra de Ucrania, está apostando por las centrales térmicas de carbón, y Francia y Reino Unido por las nucleares.
Sin embargo, Sánchez respondió aludiendo el apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, pidiéndole que aclare “en qué pueblo de Madrid quiere una nuclear”. Rechazó la energía atómica como solución debido a los dilatados tiempos de instalación de las centrales -”veinte años de media para un solo reactor” y a la falta de inversión de empresas. Sobre la prórroga de la vida útil de las centrales, lo descartó, y defendió una transición energética “basada en las renovables”.
