Roberto Relova (Santiago, 1968) está desde hace dos años al frente de la Escola Superior de Arte Dramática (ESAD) de Galicia. Visitó el set de Atlántico TV para acercar la realidad del centro, situado en Navia, que cumple 18 años funcionando. En él, 43 profesores forman a 200 alumnos y más de 20 estudiantes extranjeros.
¿Cómo se va a conmemorar esta mayoría de edad?
Ya es una buena cifra. El primer acto lo tendremos el próximo martes, día 6, en que se renombrará la biblioteca del centro, que desde hace 15 años se llama Álvaro Cunqueiro, pero nadie lo sabe. Organizaremos una ceremonia a la que asistirá el hijo del escritor y descubrirá una placa. Como es época de exámenes, haremos un parón hasta septiembre en que habrá festivales, conciertos y jornadas de investigación sobre teatro y escenografía.
Y están de estreno con la presentación del coro de la ESAD.
Estoy muy orgulloso, y aunque vengo del mundo de la música (Relova fue director del Conservatorio Superior de Música), no tengo nada que ver. En el centro hay unas profesoras maravillosas que pusieron en marcha el proyecto en el que han participado alumnado, ex-alumnado y profesorado. Se presentará el día 9 en el auditorio municipal. Será un día muy bonito.
En este tiempo, ¿cómo ha evolucionado el plan de estudios?
Es el único centro en Galicia que ofrece las tres especialidades: Interpretación, dirección y escenografía, hay un cuarto departamento, el de teoría teatral, que está vinculado a los otros tres. En estos años, la escuela ha crecido mucho en alumnado y en su presencia en el espacio europeo. Tenemos todos los cursos estudiantes de Erasmus, un plan que hemos ampliado a los países africanos de habla portuguesa, como Angola y Mozambique. Hemos sido seleccionados para el Quatrienal de Praga, que es una gran olimpiada de escenografía teatral, donde invitan a los centros de Europa. Allí pasan una semana, donde el alumnado interviene espacios vacíos o monumentos, llevando el teatro a toda la ciudad. También participamos en el Proyecto Nós, patrocinado por la Consellería de Educación, que involucra a escuelas de Galicia, Francia y Portugal. Aprovecho para recordar que se van a abrir las pruebas de acceso, las plazas de interpretación están llenas, pero no hay tanto alumnado para escenografía, una profesión de la que hay mucha demanda. Invito a todos a que la conozcan.
Realmente la escuela se mueve en categorías superiores, pero sigue encuadrada en niveles de educación media. ¿Avanza la demanda por la equiparación con estudios superiores?
Teníamos la esperanza puesta en una nueva ley que iba a abrir muchas puertas y equipararnos a los estudios universitarios, sin estar dentro de la universidad. La convocatoria de elecciones lo paró todo. Nosotros tenemos un título superior y aun así se nos iguala con un instituto, cuando ya no puede ser por edad, ya que se accede con 18 años y se acaba con un grado superior.
Lo cierto es que es una reclamación histórica.
Es vergonzoso que la música y el teatro no sean enseñanzas superiores, cuando lo son el deporte y la cocina. Parece que no tenemos derechos.
El audiovisual gallego está viviendo una edad de oro, ¿qué parte de responsabilidad le toca a la escuela?
Muchos de esos intérpretes salieron de aquí, incluso en “Élite” hay presencia gallega. Como cuando estaba en el Conservatorio, defiendo el gran talento que tenemos y un profesorado que trabaja día y noche. Así nos vamos colocando entre las escuelas más importantes de España, una referencia en el norte y centro de Portugal.
En estos 18 años no todo fueron buenas noticias, también hubo problemas como el juicio a unos profesores por abusos a alumnas. ¿Cómo quedó el caso?
Los tres profesores fueron exonerados de todos los cargo, salieron impunes, declarados inocentes. Las chicas quedaron muy tocadas, dejando heridas abiertas, las que denunciaron no están satisfechas con la decisión de los jueces. Fue un proceso muy doloroso, estuvimos muy unidos para apoyar a las personas damnificadas, desde la Consellería contamos con recursos de prácticas restaurativas, cursos de Bo Trato y de intimidad. Fuimos los primeros en todo el Estado en hacerlo, llegar a un acuerdo sobre el comportamiento y el grado de intimidad en una escena es algo que va a ser obligatorio. El “Me Too” lo todo cambió.
¿Qué herramientas tienen para evitar otro caso así?
Hemos hecho un acuerdo entre el profesorado y los alumnos con sesiones de puertas abiertas en las clases individuales o en las tutorías. La nuestra es una actividad donde es preciso aproximarse, tocarse, pero siempre pidiendo permiso. Los propios estudiantes crearon un protocolo, exigen que se cumpla, si no, pueden salir de clase. Actúan con autoridad, es un paso gigantesco en esta sociedad, estoy muy orgulloso de cómo han reaccionado para mejorar la situación a los que vengan.
