Vigo, pendiente de Boris Johnson y del Supremo

n n n La profesora de Economía Aplicada de la USC, María do Carme García-Negro, puso sobre la mesa los riesgos, el primero que "si se ponen locos y el 31 de octubre nos echan de sus aguas no hay en la UE ni en el Gobierno español qué hacer a la contra, porque todas las previsiones comunitarias se guiaron por un código de buena conducta y reciprocidad", explicó.
García Negro explicó que está la posibilidad de pedir una especie de prórroga, que se denomina "espera final al término del contrato". En este sentido explicó que "lo normal en las relaciones pesqueras y comerciales internacionales es tener buena fe al rematar un contrato y un plan de negociación a medio plazo", aunque está convencida de que los británicos "son titulares de un derecho que pienso que quieren traficar como derecho financiero y todo lo que se puede resolver con dinero es salvable", dijo. El contrato en este caso serían los TACS y cuotas, que se negocian cada año en Bruselas, "que son anuales, pero todas las previsiones de prórroga contemplan el ejercicio del mismo derecho todo el año 2020, así que el sector pesquero está en condiciones de solicitar esa prórroga". 
A su juicio el Brexit "no es automático ni inmediato, pero es un problema gordo", aunque cree que los que más pierden son ellos "dependientes de un comercio exterior crítico". n

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