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“Todo lo que hizo Fernández de Sousa fue por salvar a Pescanova”

El expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa (dcha.), su hijo Pablo Fernández y el exconsejero delegado Alfonso Paz-Andrade, el pasado diciembre en la Audiencia Nacional. Detras, Rosario Andrade, también imputada.
photo_camera El expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa (dcha.), su hijo Pablo Fernández y el exconsejero delegado Alfonso Paz-Andrade, el pasado diciembre en la Audiencia Nacional. Detras, Rosario Andrade, también imputada.
La defensa señala "que no hay responsables" en la quiebra de la pesquera viguesa y que "se magnificaron las cifras"
 El macrojuicio de Pescanova se retomó ayer en la Audiencia Nacional con las conclusiones finales por parte de las defensas de los acusados. "Todo lo que hizo el señor Fernández de Sousa fue por salvar a la empresa", indicó el abogado del expresidente de la pesquera viguesa, al que se le imputan 8 delitos y piden una pena de 28 años de cárcel. 
La defensa trató de desmontar las "brillantes exposiciones de las acusaciones" -así las calificó el propio abogado- y lo hizo reiterando que "se puso mucho empeño en las cifras y poco en las acciones y los hechos concretos" que, según relató, se reduce a uno: que en las cuentas de Pescanova no se reflejaba la situación real de la deuda. En ese punto, la defensa admitió que "es posible que los resultados de las cuentas finales no fueran correctos", si bien habla de "error" y no de falsedad contable, uno de los hechos que se le imputan a Fernández de Sousa. "Ha quedado probado que no había libros secretos, ni cajas fuertas, no se destruyeron ordenadores ni discos duros. No había una caja 'b'", expuso remitiéndose al informe emitido en su día por KPMG.
 El letrado también defendió que las operaciones triangulares cometidas "están recogidas en la contabilidad, no se ocultaron", que no hubo facturas falsas y que las operaciones de financiación fueron legítimas. "Las operaciones mercantiles irregulares generaron una deuda pero ningún perjuicio", dijo, calificándolas de "atípicas, que no quiere decir que sean ilícitas". "No hay delito de malversación de fondos ni cohecho, no ha habido beneficio económico por parte de los acusados y la empresa no ha salido perjudicada. No hay dolo, no hubo intención de perjudicar a nada y la empresa se ha salvado", defendió para aludir a la situación actual del grupo Nueva Pescanova: sigue existiendo, es propiedad de la banca y con resultados económicos con beneficios en los dos últimos años. "No se ha producido esa crisis sistémica de la que hablaba el fiscal", apuntó.
Acerca de la responsabilidad de la quiebra de la pesquera, el abogado eximió al señor Fernández de Sousa y al resto de acusados, pero también a la banca y a la auditora, BDO. "No hay responsables". No obstante, recordó que los bancos hicieron "pingües negocios" con Pescanova hasta 2013 y que las entidades financieras -citó a la antigua Caixa Galicia- se benefició de las prácticas irregulares, "que no ilícitas". Con respecto a BDO, el letrado negó que quieran "demonizar" la figura del auditor, pero sí admitió que "conocía la naturaleza y el alcance de las operaciones y no puso objeción ninguna". 
La defensa del expresidente situó el detonante de la crisis de la pesquera en la venta frustrada de la planta acuícola que Pescanova tenía en Chile y defendió que el señor Sousa "puso dinero de su bolsillo" (15 millones) "para salvar la compañía". "¿Desde cuándo existía insolvencia? ¿Cuándo empezó la crisis de Pescanova", preguntó ante la sala de la Audiencia Nacional para zanjar que "eso no se investigó" y que en el periodo 2003-2011, Manuel Fernández de Sousa tenía sólo un 20% del capital y que de los 13 consejeros que había, seis procedían de la banca por lo que él "no tenía el control del consejo" en dicho periodo que, según defendió, debería haberse investigado.n

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