El teletrabajo llega a su pico más alto en Vigo. La segunda oleada de la pandemia con restricciones de movilidad, confinamientos y repunte de positivos que obliga a guardar cuarentenas ha elevado el número de personas que trabajan desde casa. "Nos movemos en un 60% de teletrabajo y un 40% presencial", constata el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), Jorge Cebreiros, que apunta que el cierre de la hostelería en el caso de Vigo también ha afectado a la hora de servir comidas a muchos trabajadores. "La mayoría de las empresas que optaron por esta fórmula en el mes de marzo, cuando se decretó el primer estado de alarma, siguen manteniéndola y muchas están optando por el modelo híbrido", explica Cebreiros.
La creación de grupos burbuja y el trabajo por turnos son dos de las fórmulas más extendidas y todo indica a que se mantendrán en 2021. "Al menos durante el primer semestre, seguro. Está más que asumido y en muchos casos el teletrabajo ha llegado para quedarse", indica el presidente de la patronal provincial. ¿Cuál será el impacto si se mantiene? La patronal apunta a un cambio de modelo de negocio. "Habrá empresas que reduzcan sus oficinas y podrían quedar bajos comerciales vacíos que se podrían habilitar para viviendas o para espacios de coworking. Veremos cómo evoluciona la pandemia, pero nos encaminamos hacia un modelo cultural nuevo", señala Cebreiros.
Los despachos de abogados especializados en el ámbito laboral también corroboran que el trabajo a distancia se mantendrá "como mínimo hasta el próximo verano". "En el caso de los juicios, por ejemplo, se harán de manera telemática hasta junio de 2021 por lo menos", indica Fabián Valero del bufete vigués Zeres que ve muy necesario que se legisle el trabajo a distancia.
Otros efectos del confinamiento ya visibles en la ciudad son la reducción del consumo de combustibles por el menor uso de vehículos y también una mayor disponibilidad de plazas en los párking.
PAULA TABOADA VÁZQUEZ
“Conciliar con confinamiento y teletrabajo resulta muy duro”
Paula es empleada de banca y se estrenó con el teletrabajo en marzo cuando se decretó el estado de alarma. "Al principio fue una locura por el confinamiento de varios meses y con mi hijo de dos años en casa". "El cliente se ha adaptado bien, empatiza cuando escucha al niño de fondo por el teléfono y hasta te pide disculpas", cuenta esta joven viguesa, que desde hace unas semanas combina el trabajo a distancia con el presencial. "Prefiero esta fórmula mixta, el contacto con la gente es primordial y se echa de menos, la verdad". "El teletrabajo ayuda en ciertos momentos, claro, en nuestro caso en verano tuvimos que guardar varias cuarentenas por contacto estrecho con un positivo, ahora mejor porque el niño va a la guardería y me concentro pero en cuanto a conciliación de vida familiar y laboral hay que avanzar mucho".
ANDRÉS ALONSO BARREIRA
“Lo que más echo de menos es el contacto social, pero lo llevo bien”
Andrés es delineante industrial, una profesión que le permite teletrabajar. "Es relativamente sencillo hacerlo desde casa, voy a la empresa en contadas ocasiones para supervisar algún trabajo, pero la mayor parte del tiempo lo paso aquí", cuenta el joven en referencia al despacho que montó en una habitación de su piso. "Al principio fue un poco incómodo porque nos cogió por sorpresa y no teníamos experiencia. Yo, al menos, nunca había teletrabajado pero la empresa nos dio muchas facilidades y con el tiempo fue todo más fluido", relata este vigués que se obligó a establecer horarios y crear rutinas para no perder el hilo de su actividad. "Me levanto a las 6.30, me ducho, desayuno y saco a pasear al perro antes de ponerme con las tareas". "Necesito esa rutina para estar más centrado. El contacto social y con mis compañeros es lo que más echo de menos".
