Economía

La prevención de riesgos, la mayor laguna del teletrabajo

Una trabajadora autónoma atiende telemáticamente a sus clientes.
photo_camera Una trabajadora autónoma atiende telemáticamente a sus clientes.
Los expertos aseguran que muchos trabajadores no tienen ordenadores, sillas y mesas adecuados

 Que el teletrabajo ha llegado para quedarse es una afirmación que nadie pone en duda, pero los expertos en derecho laboral y negociación colectiva alertan de la necesidad de corregir muchas de las prácticas que se han impuesto con las prisas del confinamiento para proteger la salud de los trabajadores. Los beneficios del trabajo a distancia son conocidos: ayuda, por ejemplo, a la conciliación de la vida laboral y familiar y supone un ahorro de tiempo y de dinero porque evita los desplazamientos a los centros de producción, sobre todo en las grandes ciudades. 
Sin embargo, el teletrabajo que se ha impuesto de manera mayoritaria en España no siempre aporta estas ventajas, en especial cuando hay que compartir el espacio de trabajo con niños, y además se está desarrollando sin que se cumplan todas las medidas de protección en materia de seguridad. 
Cuando hace ya casi cinco semanas que centenares de miles de personas han convertido su casa en su oficina siguiendo las recomendaciones sanitarias para luchar contra la COVID-19, la realidad que emerge es diferente. 
El experto en la materia y en negociación colectiva de CCOO de Cataluña Jorge Moraleda tiene claro que "la manera como se ha implantado el teletrabajo durante esta crisis no es la más adecuada", ya que "en muchos casos no se dan las mínimas medidas preventivas". 
"Mucha gente trabaja con un portátil en casa y poco más, sin sillas, mesas, teclados ni pantallas que cumplan las normas de prevención de riesgos. Y la conciliación es ciencia ficción con los niños en casa", asegura. 

Dotar a los trabajadores
Aunque el estado de alarma que empujó al teletrabajo masivo podría justificar en parte esta falta de medidas preventivas, Moraledadestaca que hay empresas que, en el mismo contexto, han dado un paso adelante preguntando a sus trabajadores qué herramientas necesitan y proporcionándolas. Sin embargo, "esas son las pocas", apunta. La mayoría, como mucho, se ha limitado a dar algunas recomendaciones. 
El profesor en derecho laboral de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Pere Vidal explica que "hasta la fecha, y ante una cultura muy arraigada de 'presentismo', las empresas miraban la opción del teletrabajo con gran desconfianza", y sólo la valoraban a través de planes piloto para un núcleo pequeño de empleados o para un día concreto a la semana. 
El coronavirus ha obligado a éstas a adoptar rápidamente esta otra forma de prestación de servicios, que el Gobierno pretende que sea alternativa a los ERTE, "de tal forma que muchas se han sorprendido gratamente tanto por su propia capacidad de teletrabajar como por el rendimiento mostrado por sus empleados", señala. 
Ello le hace asegurar que "es más que previsible que, pasada la crisis, gran parte de las empresas habrán dejado de ver el teletrabajo con recelo, pasando a formar parte de su día a día".
Tanto Vidal como Moraleda alertan de que el trabajo a distancia tiene sus riesgos, sobre todo psicosociales, por la falta de contacto con otras personas, y destacan la importancia de sentirse parte de un equipo y de, en palabras de Vidal, "erradicar la sensación de disponibilidad a cualquier hora".n

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