El preconcurso de acreedores de Hijos de J. Barreras - envuelto en presuntos sobrecostes de los barcos e impagos- es uno de esos casos empresariales en los que de la noche a la mañana se puede pasar del éxito al fracaso.
Porque hablamos del mayor astillero privado de España, que en la actualidad gozaba de una abultada cartera de pedidos con cinco barcos valorados en 1.000 millones de euros. Si bien, hay 'números rojos' detrás y una mala gestión que ha provocado el despido de su cúpula directiva y una delicada situación que compromete su futuro. El caso de Factorías Vulcano -que está en liquidación- es único en España ya que quebró sin carga de trabajo alguna, después de entregar su último barco, arrastrado también por una mala gestión y una crisis económica que no supo afrontar.
Antes cayeron por el camino otros astilleros referentes en la Ría como MCíes en el año 2007, que tenía dos oceanográficos que acabó finalizando Armón; o Factoría Naval de Marín, con tres barcos, y cuya plantilla e instalaciones se quedó Nodosa. Factorías Juliana (era propiedad de Vulcano) o Astilleros de Sevilla también murieron de éxito, con pedidos en vigor. Detrás fueron Unión Naval de Valencia, Astilleros de Huelva y el último, La Naval de Sestao.n
Antes cayeron por el camino otros astilleros referentes en la Ría como MCíes en el año 2007, que tenía dos oceanográficos que acabó finalizando Armón; o Factoría Naval de Marín, con tres barcos, y cuya plantilla e instalaciones se quedó Nodosa. Factorías Juliana (era propiedad de Vulcano) o Astilleros de Sevilla también murieron de éxito, con pedidos en vigor. Detrás fueron Unión Naval de Valencia, Astilleros de Huelva y el último, La Naval de Sestao.n
