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El marisqueo en la Ría de Vigo cerró un verano de buenas ventas pese al Covid

Mariscadoras durante la mañana de ayer recogiendo almeja en la playa de A Punta (Cesantes).
photo_camera Mariscadoras durante la mañana de ayer recogiendo almeja en la playa de A Punta (Cesantes).
Cerró en la Ría un verano de buenas ventas pese al covid tras tres meses sin actividad debido al confinamiento
 
El marisqueo a pie es uno de los sectores económicos de mayor tradición en la Ría de Vigo y su actividad persiste pese a las dificultades derivadas de la pandemia. Las cofradías regresaron a la actividad tras el confinamiento con bajas expectativas después de tres meses de ingresos a cero. El verano dio la sorpresa con un aumento de los precios, de 12 a 18 euros el kilo de almeja según la cofradía, para cerrar una campaña irregular para estas profesionales.
“Volvimos en julio y tuvimos unos precios estupendos. Fue un buen verano que no nos esperábamos con todo lo que hubo y porque los bivalvos no suelen ser imprescindibles en la mesa”, asegura Rosa Vilán, presidenta de la Asociación Virxe do Carme de Arcade (Soutomaior). Con cupos de hasta 7 kilos por mariscadora según la zona, en esta cofradía el sector se presenta con un futuro más que prometedor: “Este año hubo alguna baja por jubilación, pero ahora hay mucha gente joven tanto hombres como mujeres. La gente se anima a venir al mar porque es un trabajo con mucha libertad, puedes complementarlo con otro trabajo y hay listas de espera para poder mariscar”, reconoce la presidenta de las maricadoras de Arcade.
Pese a esa situación tan positiva, el miedo a posibles restricciones en otoño que cierren la hostelería no desaparece en el sector. Durante el estado de alarma, la caída de los precios estuvo motivado principalmente por el cierre del canal Horeca –hoteles, restaurantes y cafeterías–, como indica Esmeralda Otero, presidenta de la agrupación de mariscadoras de la Cofradía San Xoán de Redondela: “Vemos que siguen cerrando algunos locales de hostelería y el sector ha pegado un bajón muy grande. Ojalá no vaya a peor porque es una fuente importante para nuestro trabajo”, afirma. 
El parón durante el estado de alarma fue un gran golpe en general para las cofradías, que intentan buscar la forma de equilibrar la actividad para que no se desplomen los precios en las especies cultivadas por los mariscadores. “Hay gente que está solicitando la prestación por cese de actividad. Entendemos que el mercado no está como antes ni hay tanta demanda, por lo que se ha reducido la oferta en subasta para mantener un poco los precios. Ahora salimos entre 6 y 10 veces al mes en vez de las 13-14 de antes”, indica Iago Soto, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores San Francisco en Vigo y mariscador de pie.

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