Enrique Mallón Otero. Secretario general de la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime)

Enrique Mallón: “Preocupan los microchips, el Perte de Stellantis y los fondos europeos, que no llegan”

Enrique Mallón, esta semana en el set de Atlántico TV.
photo_camera Enrique Mallón, esta semana en el set de Atlántico TV.
La patronal del sector metalúrgico de Galicia muestra un “optimismo moderado”  si no hay recesión en Europa

Un otoño de gran incertidumbre afronta la industria metalúrgica gallega, actividad que representa el 20% del PIB de Galicia. El secretario general de la patronal Asime, Enrique Mallón, asegura que la carga de trabajo es muy alta y es lo que está salvando al sector de la potente crisis en forma de inflación, costes energéticos, escasez de componentes e impacto de la guerra en Ucrania. Y con la recesión acechando a Europa.

 

 ¿Cómo afronta la industria gallega la recta final del año?

Somos relativamente optimistas pese a los múltiples inconvenientes que estamos teniendo. Hay un nivel de carga de trabajo muy elevado aunque hay que hacer malabarismos e ingeniería de procesos de producción. Hay optimismo moderado. 

¿Cuáles son los principales inconvenientes?

Son casi innumerables, pero entre los principales estaría el coste de la energía que está absolutamente desorbitado y la industria metalúrgica necesita una gran dosis de suministro, así que los problemas se agravan. Otros inconvenientes son el del coste de las materias primas y su escasez y la falta de profesionales cualificados que se lleva produciendo desde hace una década y se agravó en los últimos años. Todo esto entorpece la gestión del  sector y las perspectivas económicas podrían ser muchísimo mejores. 

¿Cómo están de carga de trabajo la automoción y el naval?

La automoción gallega está cercana al cien por cien de su capacidad productiva, pero el mayor obstáculo que está teniendo es la falta de suministro de microchips que todavía parece que vamos a padecer unos cuantos meses. En el campo del naval, en los astilleros hay buenas perspectivas con Barreras, con la extinta Vulcano vemos que la carga de trabajo es prácticamente inexistente y en cuanto a la industria auxiliar que no trabaja directamente para los astilleros gallegos, entre un 40 y un 50% está prácticamente empleada y con carga de trabajo al cien por cien. 

¿Esperan contratos nuevos en los astilleros?

Creo que todos los astilleros van a tener una buena carga de trabajo a partir de 2023. A ver qué sucede con esa supuesta recesión europea que ojalá no se produzca. Si llega, los números serán peor y perjudicará a la carga de trabajo. Tenemos una situación bastante despejada en la extinta Vulcano, probablemente no para bien, despejada también en Barreras con el grupo naval más importante de España que es Armón  con una buena carga de trabajo y el resto de astilleros también, aunque Metalships tiene que incrementar su carga de trabajo pero tiene todos los condicionantes para conseguirlo.  

Stellantis afronta un parón muy relevante esta semana por la escasez de microchips y le preocupa mucho el Perte y los fondos europeos. ¿Y a la industria auxiliar? 

Stellantis es fundamental en Galicia por el dinamismo que aporta en todo el sector. Están preocupados por la captación de fondos europeos y pedimos que se les atienda en igualdad de condiciones que otros fabricantes automovilísticos. La crisis de microchips es muy importante para toda la industria auxiliar porque una semana se encuentra al cien por cien de carga de trabajo y a la siguiente al 20 o al 30%. La industria está preocupada. 

Además de los microchips, ¿escasea algún otro material en automoción?

Puntualmente también zinc, cobalto y algunos tipos de aceros. Muchos no escasean pero son tres o cuatro veces más caros que antes de la pandemia. Las empresas se están acostumbrando a esos precios y es dificil renegociar contratos. Confiemos en que se regularice pronto porque se está alargando más de lo que esperábamos. 

¿Se están produciendo paradas de producción por el coste energético?

Algunas han reducido turnos para afrontar los costes de la energía, sobre todos empresas vinculadas a tratamientos superficiales y de aluminio. Sobre todo se están renegociando contratos, que no es fácil porque las industrias de la energía no están siendo muy proclives a ello. Lo que exigimos es que haya un pacto europeo, desligar el precio de la electricidad y del gas y tomar decisiones ágiles porque el resto del mundo no para. Asia no para, América tampoco y tenemos que ser eficaces.

¿Esperan ERTES para lo que queda de año?

La situación económica se está llevando con mucha tensión y rabia porque creíamos que estos iban a ser años de un crecimiento muy alto, cercano incluso a los dos dígitos, y no se puede conseguir. Hay que gestionar de una manera muy eficaz día a día los problemas. Se está produciendo algún ERTE en las empresas electrointensivas y en automoción casi diarios pero por periodos cortos por las parada. De manera general no va a haber una proliferación de ERTES porque la carga de trabajo es tan alta que palía en parte estos inconvenientes. Hay sobre todo inseguridad e intranquilidad sobre lo que va a suceder a nivel internacional. La invasión en Ucrania está golpeando muchísimo más de lo que preveíamos y también la inestabilidad en el coste energético y los fondos europeos que no terminan de llegar a Galicia ni cuajar en la industria. Todo eso provoca incerteza y nerviosismo. 

¿Se están parando inversiones?

Gracias a la carga de trabajo no se han paralizado, pero algunas no se llevaron a cabo por todos los inconvenientes graves. Lo único positivo que tiene la industria gallega en estos momentos es la alta actividad, todo lo demás está en contra incluida la financiación que ahora también está más complicada que hace unos meses. 

¿Sigue habiendo fuga de empresas en Portugal?

Creo que se paralizó, que la administración gallega y la española detectaron este problema puesto por los empresarios encima de la mesa, pero esto no quita que haya aspectos de la legislación portuguesa que son más beneficiosos que los que hay en Galicia, sobre todo a nivel de impuestos y tributos. La clave está en conseguir eliminar trabas burocráticas y ser atractivos para conseguir inversión.

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