Entre los grandes astilleros de Vigo, Armón y Freire tienen carga de trabajo asegurada hasta por lo menos 2023, mientras que los tres mayores -Barreras, Vulcano y Metalships- están sin actividad. Es la cara y cruz del naval que está pasando una de las mayores crisis de los últimos tiempos por el impacto de la pandemia y sus efectos colaterales: falta de contenedores, encarecimiento de las materias primas y sobre todo las grandes dificultades en el extranjero que es donde concentran más del 90% de su trabajo.
“La situación es muy delicada, las empresas tienen muchos problemas para acceder a los mercados internacionales porque están bastante cerrados”, indica Óscar Gómez, gerente del Clúster Naval Gallego (Aclunaga).
El sector confía en la llegada de nuevos contratos que generen carga de trabajo en la Ría. “Todos los astilleros están negociando pedidos y entrarán en los dos próximos meses, estamos convenidos”, asegura Gómez que ve en los barcos pesqueros uno de los nichos con mejores perspectivas dada “la necesidad actual de los armadores de renovar sus flotas y tener buques modernos para adaptarse a los requisitos de Europa".
“Ferris y cruceros son el objetivo del sector, es un nicho de mercado creciente para los próximos 10-15 años, en portacontenedores y petroleros no podemos competir con el sudeste asiático”, argumenta el responsable del clúster.
Freire y Armón en Vigo y Nodosa en Marín son los tres astilleros que tienen las carteras de pedidos más estables con pesqueros, oceanográficos, dragas y un megayate de 105 metros de eslora en el caso de Freire que acaba de entrar en vigor. La facturación actual del sector naval de Galicia se mueve en los 2.000 millones de euros
