Economía

Faltan ingresos y los problemas sobrevuelan

Sede central del Banco de España, en Madrid.
photo_camera Sede central del Banco de España, en Madrid.
El Gobierno y la oposición se pelean a veces por la perra chica pero, por misterioso que parezca, eluden un gran debate, a fondo, sobre la tormenta que se avecina en las grandes cuentas del Estado.
España tiene una ministra de Economía, Nadia Calviño, que suele ser rigurosa al hablar de las grandes cifras, incluso cuando son negativas, pero tal vez su falta de dimensión política hace que no hable claro. ¿Qué significa no hablar claro? Entre otras cosas, no advertir de que faltan ingresos públicos y de que si esta situación no se corrige pronto los problemas estallarán. 
El Gobierno y la oposición se pelean a veces por la perra chica -nombre coloquial con el que se denominaba a la moneda española de 5 céntimos de peseta- pero, por misterioso que parezca, eluden un gran debate, a fondo, sobre la tormenta que se avecina en las grandes cuentas del Estado. Dicho de otra forma: el presidente Pedro Sánchez no parece ser consciente de que la deuda pública puede llevarse por delante sus planes socioeconómicos y el líder de la oposición, Pablo Casado, no acaba de ir a por todas, ocupado en asuntos como Cataluña o Venezuela, que también son importantes, pero no más que los económicos.
España lleva ya años sin nuevos presupuestos -todavía están vigentes los de 2018- pero ni con presupuestos ni sin ellos ha podido nivelar sus cuentas públicas, a pesar de algunos progresos en materia de deuda.
El gran contratiempo es precisamente la deuda, del que se derivan tantos intereses que constituyen la primera partida de gasto del Estado; es decir, España gasta más en intereses de la deuda que en pagarle a todos los funcionarios, lo que puede dar idea de lo disparatada que es esta situación.
También es un problema el déficit público y de la Seguridad Social, cuya acumulación año tras año explica el aumento de la deuda. La realidad es que con crecimiento y sin crecimiento el problema se mantiene, señal de que los ingresos fiscales incluso son insuficientes con tasas de aumento del PIB ciertamente apreciables, como se vio entre 2014 y 2018.
¿De cuánto dinero estamos hablando? En grandes cifras, los intereses de la deuda consumen 30.000 millones de euros y el déficit de la Seguridad Social supone otros 17.000 millones. Ni una partida ni la otra tienen sentido en esos niveles tan altos, pero los datos revelan que España cerró 2019 lejos de su objetivo de déficit, una evidencia más de que no se recauda lo suficiente para el nivel de bienestar que se quiere tener.
¿Y por qué no se recauda más? El problema no está en los tipos impositivos del IRPF, IVA, Impuesto de Sociedades e Impuestos Especiales -los cuatro grandes tributos en España-, que son similares a los de otros países europeos que, en cambio, son capaces de ingresar más. ¿Qué es lo que falla entonces? Básicamente, la economía sumergida, que lastra los ingresos, y unos beneficios fiscales que, mal aplicados, rebajan la recaudación, como observan expertos de la Red de Investigadores en Financiación Autonómica y Descentralización Financiera en España (Rifde).
Este análisis contribuye a entender, de paso, la escasa recaudación por Sociedades, que desde la crisis de 2008 no levanta cabeza, ni parece que lo vaya a hacer, a la vista del avance de resultados de 2019 al que tuvo acceso La Región. Ni el Gobierno ni la oposición lo dicen alto y claro pero el año pasado no se recaudaron por Sociedades los 26.000 millones previstos, cifra que ya estaba a gran distancia de los 44.833 millones que se habían ingresado en 2007. Con el mismo nivel de PIB ahora se recauda menos. 
@J_L_Gomez

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