n n n La regulación de alquiler, la prorroga a desahucios y la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital han sido los principales pulsos que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ha echado y ganado pese a las críticas y rechazo de sus socios de Gobierno en los últimos meses. Estos enfrentamientos se han hecho más frecuentes coincidiendo con el cierre y la posterior tramitación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), resolviéndose con compromisos favorables a la presión de Podemos y la interlocución directa en ocasiones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el propio Iglesias.
Podemos también ha presionado y conseguido que los Presupuestos se hayan acordado con el denominado "bloque de investidura", con el voto favorable de ERC y EH Bildu, algo que ha provocado la airada reacción de toda la clase política, y que los morados han ayudado a tejer, provocando que Ciudadanos se quede fuera pese a las voces de muchos de los barones socialistas que pedían que el acuerdo se cerrase con el partido de Inés Arrimadas.
La opción de Cs para negociar los Presupuestos ya fue un elemento de tensión en el pasado verano, con el rechazo explícito de Unidas Podemos a que su líder, Inés Arrimadas, pudiera influir en las cuentas públicas. Finalmente, se solventó el asunto al pactarse tras las presiones de Iglesias una metodología que primaba a los socios de investidura preferidos y elegidos por Iglesias, que han ido confirmando poco a poco su apoyo mientras la vía Cs se bloqueaba.
independentismo radical
Durante la tramitación parlamentaria del Presupuesto surgió un conflicto más entre los dos socios del Gobierno con la decisión de Unidas Podemos de suscribir una enmienda, precisamente con Bildu y ERC, para prorrogar la prohibición de desahucios y cortes de suministros básicos a la población vulnerable hasta finales de 2022.
La maniobra, pactada a espaldas del Gobierno del PSOE con el independentismo más radical y con aquellos que aún apoyan el terrorismo, provocó un fuerte malestar en las filas socialistas y varios ministros afearon a Pablo Iglesias en público su comportamiento. Pese a ello, y tras recibir la llamada de su "amigo", anunció el pasado jueves que habría un decreto dentro de dos semanas.
la tensión “morada"
La negociación presupuestaria entre socios también vivió fricciones cuando Iglesias presionó para lograr el compromiso de impulsar una regulación del precio del alquiler. La nueva disputa se cerró pocas horas antes de aprobarse el anteproyecto, con el compromiso de los socios de llevar la normativa al Congreso en cuatro meses.
Otro pulso entre socialistas y "morados" que volvía a aflorar en la negociación presupuestaria era el del Ingreso Mínimo Vital. Iglesias logró en mayo acelerar la puesta en marcha del que era uno de los principales compromisos del acuerdo de gobernabilidad, a pesar de que varios ministros del PSOE entendían que era una medida de calado que requería meses de preparación. Vio la luz en mayo pero con problemas para tramitar las ayudas, lo que llevó de nuevo a Iglesias a exigir nuevas vías en los Presupuestos, accediendo su socio.
También se solventó el malestar, transmitido al propio Sánchez, que generó al vicepresidente su exclusión inicial de la comisión de ejecución de los fondos de recuperación europeos al garantizarse que se haría en Consejo de Ministros.
En el futuro se augura de nuevo debate sobre la reforma laboral, asunto que lleva generando tensiones desde los primeros días de vida de la coalición, cuando se comenzó a abrir el debate sobre si la derogación será total o parcial.
El principal desencuentro se materializó cuando PSOE, Podemos y Bildu firmaron un acuerdo de derogación integral; acuerdo que los socialistas matizaron horas después, limitando la derogación a los aspectos más lesivos de la norma.n
