El vicepresidente de la Fundación “la Caixa”, Juán José López Burniol, defendió ayer, ante la tendencia a reducir sucursales como en áreas rurales y su impacto en colectivos, como los mayores, que hay que garantizar que se pueda recurrir a una oficina y puso en valor “la relación y el diálogo” con los clientes. López Burniol realizó esta reflexión en el marco del encuentro Deusto Business Alumni, que se celebró ayer en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
El vicepresidente de la Fundación “la Caixa” ofreció la ponencia “Cajas y Fundaciones Bancarias: dos caras de una moneda”, en la que hizo un repaso por la historia de las cajas y recordó que reducir la desigualdad y cerrar las crecientes brechas de la sociedad son “factores claves para recuperar la confianza de las personas” y añadía que habían sido testigos de cómo la disparidad entre las zonas rurales y urbanas, los jóvenes y los anciones, los ricos y y los pobres “se ha ampliado”.
En este sentido, López Burniol habló del problema de un “cierto déficit” de la prestación de servicios bancarios en determinadas áreas rurales. Según aseguró, los bancos son “como las gasolinera, donde no te encuentras a alguien que te ponga la gasolina”. López Burniol manifestó así que, en algunos casos y actividades “alguien tiene que haber” y puso en valor “el diálogo, la confianza y la relación”. Indicó que si ahora tuviese que hablar con un banco le diría hay que tener “una sucursal, de manera que en una área de bastantes kilómetros se pueda acudir a ella, a hablar”. Además, también cree que debe haber cajeros autonómicos “distribuidos con cierta generosidad”.
Cuestionado por las reclamaciones de los mayores ante la digitalización y la reducción de oficinas, cree que los bancos deberían dar una respuesta distinta hacia estos colectivos. No obstante, señaló que también es un problema de la administración porque es “un servicio público” y se tiene que “implicar”.
