Eduardo Barreiros (Gundiás, 1919 - La Habana, 1992), conocido como referente emprendedor, hombre de empresa avanzado a su tiempo, industrial de reconocido y reconocible prestigio y referente en el mundo de la automoción desde Ourense, fue ayer protagonista del reconocimiento de la ingeniería española. En el año en el que se cumple el treinta aniversario de su fallecimiento, el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid albergó ayer el homenaje de admiración de un sector profesional reconocido en deuda con el que, “sin ser ingeniero, desarrolló numerosos proyectos de ingeniería, creó un emporio industrial y tecnológico de gran éxito y a un nivel comparable a los análogos de su época en otros países desarrollados”.
La hija del empresario ourensano y presidenta de la fundación que lleva el nombre del homenajeado, Mariluz Barreiros, quiso agradecer en nombre de toda su familia “el enorme compromiso y cariño de todos aquellos que trabajaron codo con codo con mi padre y que lo recuerdan cada día”. La empresaria reconoció que el acto de homenaje también estaba dirigido a sus hermanos Graciliano, Valeriano y Celso, porque, en palabras de la presidenta de la Fundación Barreiros, son “la esencia de la empresa y de la historia del sector automovilístico en España”.
Los bisnietos del empresario, sentados en la primera fila del auditorio, también formaron parte importante del acto que celebró el trabajo del empresario y su amplio legado familiar. A propósito de su aniversario, la Fundación Eduardo Barreiros publicó recientemente y presentó en Ourense “Eduardo Barreiros, mi bisabuelo fantástico”, un libro que recalca su figura a través de una historia escrita por Nuria Martínez e ilustrada por Ximena Maier. Orientada a un público infantil cuenta la historia de un pequeño niño que empezó a trabajar a los 11 años para ayudar a su familia. Así comienza este particular recorrido por la vida de Eduardo Barreiros.
Reconocido por la transformación patentada de motores de gasolina a diésel y por la posterior fabricación de camiones y vehículos industriales con la firma Barreiros, después con los coches Simca y, más tarde, con su alianza con la Chrysler americana, Eduardo Barreiro forjó un legado empresarial que su familia y amigos todavía perpetúan en el tiempo. “Solo puedo daros las gracias una y otra vez a los que mantenéis vivo el recuerdo de mi padre”, reconoció emocionada su hija, que sostuvo además que el empresario fue “todo un visionario y el motor de una iniciativa que transformó el sector del automóvil en todo el país”.
Por su parte, el presidente de Ifema, José Vicente de los Mozos, reconoció al ourensano Barreiros como “el padre de la automoción en España y, a pesar de que los tiempos estén cambiando, lo cierto es que, sin esta base, no hubiésemos podido avanzar hacia otras alternativas”.
Además de su familia y allegados, también participaron en el acto de homenaje al empresario: Óscar García Suárez, director de la ETSII; Antonio Hidalgo Nuchera, vicerrector de la UPM; Carlos Espinosa de los Monteros, expresidente de Anfac; Francisco Cal Pardo, presidente del Comité de Comunicación y Divulgación del IIE; Francisco Aparicio Izquierdo, presidente del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil, o Antonio Colino Martínez, presidente de la Real Academia de Ingeniería, entre otros. Todos ellos quisieron rememorar el importantísimo legado industrial que la familia y fundación Eduardo Barreiros mantiene vivo cuando se cumplen treinta años del fallecimiendo del empresario.
