Ajustes a la vista, pero con inflación alta

La vicepresidenta Nadia Calviño, en una sesión de control en el Congreso.
photo_camera La vicepresidenta Nadia Calviño, en una sesión de control en el Congreso.
Este Gobierno está de salida y pase lo que pase en las elecciones, el futuro Ejecutivo será distinto y hará políticas económicas diferentes, sea del PSOE –con menos ataduras que ahora– o del PP.

Como cada año en el mes de abril, el Gobierno remitió a la Comisión Europea el Programa de Estabilidad 2023-2026 y el Programa Nacional de Reformas 2023. Es un trámite ordinario de Bruselas para coordinar las políticas económicas de la UE.

Tal vez para agradar a la Comisión, Madrid destaca el impacto positivo del despliegue del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. De puertas adentro, un aviso al PP: este nuevo cuadro macroeconómico está avalado por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que a menudo cita el líder de la Oposición, Alberto Núñez Feijóo.

Pero lo sustantivo de este programa son cinco cosas: 1) el déficit público se reducirá al 3% en 2024, un año antes de lo previsto; 2) la deuda se situará por debajo del 110% del PIB ya el próximo año; 3) el paro bajará del 10% en 2026, con la creación de 1,1 millones de empleos; 4) en 2023 España liderará por tercer año consecutivo el crecimiento entre las principales economías de la zona euro, y 5) algo que es más difícil de creer: a pesar de anunciar 183.000 pisos sociales, el Gobierno mantiene el gasto en vivienda. O una cosa o la otra.

Pero si los cuatro primeros anuncios se cumplen, ya sea por parte de un gobierno del PSOE o del PP –este año habrá elecciones generales–, España habrá dado un gran salto adelante. “Las reformas legislativas acometidas y la implementación del Plan de Recuperación están permitiendo que se produzca un proceso de modernización y cambio estructural en la economía, que se refleja en el aumento del crecimiento potencial, que a partir del 2024 se situará en el 1,6%, y la reducción del paro estructural, que se situará en el entorno del 9%”, asegura el Gobierno de Pedro Sánchez.

¿En qué se basa Nadia Calviño para ser tan optimista? Básicamente, en el dinamismo del empleo, la demanda interna, el impulso de la inversión y el crecimiento de las exportaciones. “Las medidas adoptadas facilitarán la vuelta gradual de la inflación a su nivel de medio plazo, lo que junto con el dinamismo del sector exterior permitirá mantener el superávit por cuenta corriente y seguir mejorando la posición de inversión internacional neta”, explica el equipo económico del Gobierno. Quiere eso decir que donde menos se pilla las manos es en la inflación, por lo que se ve un problema que va para largo.

Si algo no hay en el Programa de Estabilidad 2023-2026 es autocrítica. A lo sumo, justificaciones. “Esta nueva senda se desarrolla en un contexto de incertidumbre derivado de la invasión rusa de Ucrania, lo que conlleva políticas presupuestarias prudentes y realistas desde la búsqueda de la justicia social y la eficiencia económica”, comenta el Gobierno.

¿Es todo creíble? No. Pero, en honor a la verdad, hay las mismas razones para creerlo que para considerarlo un mero brindis al sol.

¿Por qué? En primer lugar, porque este Gobierno está de salida y pase lo que pase en las elecciones, el futuro Ejecutivo será distinto y hará políticas económicas diferentes, sea del PSOE –en ese caso ya menos condicionado por Podemos– o del PP, con una política económica más liberal y menos socialdemócrata.

Lo que será común a ambas opciones es un escenario internacional marcado por el rápido endurecimiento de las políticas monetarias del BCE y de la Reserva Federal, las tensiones financieras y la incertidumbre en el plano geopolítico y, por añadidura, energético.

@J_L_Gomez

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