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Máquina de guerra en Pau

Alaphillipe sorprendió a propios y extraños con su exhibición.
photo_camera Alaphillipe sorprendió a propios y extraños con su exhibición.
Alaphillipe no se conformó solo con conservar el amarillo y sorprendió al llevarse la crono

Julian Alaphillpe se ha erigido por méritos propios en uno de los más destacados ciclistas del mundo en las Clásicas. A esa habilidad, sumó en el Tour del año pasado la de cazador de etapas y el maillot de rey de la montaña. En la Grande Boucle de este curso ha añadido un escalón más a su evolución: el maillot de líder y, desde ayer, la capacidad de ganar en una contrarreloj individual. Una máquina total de ciclismo. Todo el mundo pensaba que en la jornada de ayer, la del centenario del maillot amarillo, el francés cedería su privilegiada condición. No solo fue así, sino que además batió a todos sus rivales en los 27 kilómetros contra el crono en Pau. Una exhibición de fuerza y de fe que le permitirá -como mínimo- coronar hoy el Tourmalet vestido de amarillo.
La duda está ahora en saber si Alaphillipe puede ser un candidato real al triunfo en París. La lógica invita a pensar que no. Sobre todo porque Geraint Thomas llega a la última etapa pirenaica en donde quiere estar: como claro líder entre los gallos. El galés se quedó ayer con la miel en los labios, a 14 segundos del francés, pero perfilado para asaltar el liderato en la jornada de hoy, en la que seguramente Ineos vuelva a sacar a relucir el famoso 'trenecito' de cuando era Sky. En cuanto a los españoles, Enric Mas volvió a lucir en silencio como el mejor -a 58 segundos- y se enfundó el maillot blanco.

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