El Barcelona tendrá que medirse al Celta mañana en Balaídos con su centro del campo seriamente tocado, ya que a las bajas seguras del sancionado Sergio Busquets y del lesionado Frenkie de Jong se une la seria duda de Sergi Roberto. El canterano culé ya se perdió los dos últimos encuentros por una fisura en una costilla y ayer no pudo participar en la sesión de trabajo ideada por el técnico blaugrana, Quique Setién, por lo que apunta a sumarse a las ausencias.
La longitud de plantilla del Barcelona le permite paliar en parte estas bajas con futbolistas del calibre de Ivan Rakitic, Arturo Vidal o el brasileño Arthur, aunque este último está siendo objeto de duras críticas por su rendimiento. De hecho, el pasado fin de semana el equipo agradeció cuando el brasileño dejó el campo y entraron Rakitic y el joven Riqui Puig.
El Barcelona está en la encrucijada. Con siete partidos para el final de Liga, está entre el cielo y el suelo, sin un plan, con pocas ideas y con la única alternativa por parte de Quique Setién de dar entrada a los imberbes Ansu Fati (17 años) y Riqui Puig (20) para cambiar las cosas. Pero la decisión es compleja. Dar entrada a Ansu y a Riqui es cambiar el equilibrio de poder existente en el equipo, acabar con las jerarquías.
El Barcelona está en la encrucijada. Con siete partidos para el final de Liga, está entre el cielo y el suelo, sin un plan, con pocas ideas y con la única alternativa por parte de Quique Setién de dar entrada a los imberbes Ansu Fati (17 años) y Riqui Puig (20) para cambiar las cosas. Pero la decisión es compleja. Dar entrada a Ansu y a Riqui es cambiar el equilibrio de poder existente en el equipo, acabar con las jerarquías.
