Vig-Bay 2023

Entre veteranos, la segunda plaza y un día de remo en seco

Sandra Mosquera, Alice Finot y Zoé Cardín posan al terminar la media maratón.
photo_camera Sandra Mosquera, Alice Finot y Zoé Cardín posan al terminar la media maratón.

Más de 3.000 participantes. Con su historia, con su motivación, con su reto personal y con su nivel. Apostar por ganar, por rebajar el tiempo o, simplemente, por terminar. La viguesa Sandra Mosquera terminó ayer segunda. No falla desde su debut, también como segunda, en 2017. Subió a lo alto del podio un año después y repitió dos veces más en el segundo puesto del cajón. “Cuando vi que Alice Finot estaba, ya sabía que ganar era imposible. No es mi rival. Estoy contenta porque terminé segunda, que es lo que podía hacer, y habrá que esperar a un año que no pueda venir o tenga otro compromiso para poder ganar”, insiste la viguesa del Comesaña Sporting Club. Firmó un buen tiempo y admite que “sigo entrenando para estar a un buen nivel. Por suerte, no tuve lesiones y siempre intento hacerlo bien”. 

Es un caso de tenacidad dentro del atletismo como también los es, en otro nivel, el entrenador de fútbol, atleta y triatleta Julio Álvarez Buylla. “A esta hay que venir siempre que se pueda. Además, el día acompañó mucho con el sol. Estaba perfecto para correr”, admitió. En su caso, ejerció de anfitrión porque “vino un grupo de amigos de Valencia. Nosotros fuimos a correr allá y ellos vinieron a la Vig-Bay. Con el día que estuvo y este recorrido, seguro que quieren volver pronto”, admitió Álvarez Buylla. Su presencia en la carrera entre Vigo y Baiona es una de las paradas del año, pero la actividad continuará con la próxima carrera de montaña o el siguiente triatlón. Un auténtico fanático de los kilómetros. 

Un caso diferente es el del vigués David Serodio. En los próximos meses apenas cubrirá pocas distancias porque regresará a su faceta habitual de entrenador de la trainera femenina de Tirán Pereira. “Hoy tuvimos descanso, por eso pude venir a correr”, explica. Pese a que “apenas puedo correr ahora, un día por semana o así", se gestionó para poder terminar “en el tiempo que pensaba. Y eso que al pasar de la hora me costó porque las piernas apenas respondían”. Son esos momentos en los que hay que saber gestionarse, poner en juego los conocimientos como entrenador y deportista y regular para cruzar la línea de meta en Baiona sin desfallecer en el intento. 

Son tres historias de las muchas que se puden observar en la localidad del Val Miñor. Allí se reúnen grupos de amigos que se felicita al acabar o los veteranos como Elías Domínguez, Rubén Pereira o el propio Eduardo Vieira, creador de la cita, que cruzan la línea de llegada exhaustos, a pesar de no poder realizar los tiempos de ediciones precedentes. 

El tiempo, con un día soleado -aunque sin calor- y el viento a favor, ayudó a los deportistas y, en gran medida, a la organización porque el número de incidencias resultó escaso. Algún que otro traslado al hospital, pero todos estaban dados de alta a las pocas horas de terminar la cita. La cifra de retirados también resultó baja e, incluso, algún que otro valiente aprovechó para mojar las piernas en un mar algo movido.

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