Celta - Real Madrid

También hay buena cantera de aficionados

Los jugadores del Celta protagonizaron ayer una fotografía de once inicial muy poblada, con multitud de jóvenes que presumieron de convicción céltica ante todo un Real Madrid.
photo_camera Los jugadores del Celta protagonizaron ayer una fotografía de once inicial muy poblada, con multitud de jóvenes que presumieron de convicción céltica ante todo un Real Madrid.
Balaídos registró ayer la mejor entrada en Liga desde octubre de 2015  para seguir un partido con mucho jugador de la casa sobre el césped y un final infeliz
Hacía casi cuatro años que más de 23.500 personas no se daban cita en Balaídos para presenciar un partido de Liga. Sucedió ayer, en una tarde de bochorno meteorológico en la que la afición tuvo que sufrir una derrota ante el Real Madrid, que sigue siendo el equipo que más aficionados atrae al recinto vigués. De hecho, la marca precedente fue también contra los blancos en octubre de 2015, cuando 24.519 personas se reunieron en el recinto municipal remozado por partes. Finalmente, el club situó la cifra de  asistentes al duelo de ayer en 23.566.
Ya un par de horas antes el leve terremoto madridista, que el viernes por la noche se dejó sentir en la ciudad, se personó en la salida desde el hotel del autobús del equipo de la capital, acompañado por un centenar de seguidores que quisieron ver de cerca a algunas de las estrellas blancas. Enseguida, el centro neurálgico se traslado al entorno de Balaídos, que se pobló a primera hora de la tarde con la habitual liturgia de vivir los minutos previos en los locales de hostelería colindantes. Se apreciaba más movimiento que otras veces, aunque con algún que otro despistado poco asiduo al estadio.
Dentro, el apoyo al Celta fue total. Sin fisuras. Aquellas celebraciones de los goles madridistas en las gradas han pasado a la historia. Ayer, lo que sí hubo fue un enfado, por momentos mayúsculo, con las decisiones presenciales del árbitro y las tomadas a distancia por el vídeo arbitraje.
Esa incertidumbre que genera el VAR, tan odiada por los puristas, tuvo en vilo a la grada tanto en el gol anulado a Brais como en la expulsión de Modric. Entre los presentes en el palco –con las habituales autoridades y un asiento libre entre el presidente del Celta, CarlosMouriño, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero–, los jugadores descartados de uno y otro equipo. Entre los célticos sí se encontraban Jozabed y los lesionados pero no Beauvue.
El final, obviamente, no fue el deseado. Aunque la feliz aparición de Iker Losada dejó al menos un gusto de esperanza. El Celta de los canteranos necesita del aliento desde la grada de su afición, que ayer estuvo fieramente comandada por la grada de animación, que hizo honor a su nombre.
La mejor entrada liguera en los últimos casi cuatro años se saldó con derrota. El reto es lograr una afluencia así ante otro rival que no sea el Real Madrid.n

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