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La supervivencia de los modestos

Alondras, Choco, Pontellas y Rápido de Bouzas tratan de afrontar la situación de la mejor manera posible para garantizar la viabilidad deportiva y económica de las entidades.
photo_camera Alondras, Choco, Pontellas y Rápido de Bouzas tratan de afrontar la situación de la mejor manera posible para garantizar la viabilidad deportiva y económica de las entidades.
Los clubes de Tercera analizan su viabilidad con el ERTE como opción y a la expectativa de la resolución de la Liga
Lejos, muy lejos, de los multimillonarios contratos de televisión, de las ingentes ventas de merchandishing o de la facturación derivada de miles de abonos y entradas despachadas sobrevive otro fútbol. El que huele a lilimento y sabe a café de después de comer los domingos. El que se construye a base de entrenamientos nocturnos, muchas veces después de una jornada laboral o de estudio, de fieles socios al equipo de su pueblo o de su barrio y, sobre todo, de personas altruistas que entregan enormes cantidades de tiempo a cambio de la satisfacción de mantener en pie una estructura que da sustento, no solo a un primer equipo, sino a varias escuadras de categorías inferiores. Un bien social.
Por todo ello, los clubes de Tercera han sufrido -tanto como el que más- el revés del coronavirus. La falta de actividad pone en jaque sus ingresos y la incertidumbre examina la capacidad de aguante de sus directivos. "La situación está jodida", expresa sin ambages Marta Costas. La presidenta del Pontellas, que este año debutaba en la categoría, no se aventura a elaborar un pronóstico de futuro. "Es que no podemos hacerlo", dice la mandataria. La senda a seguir partirá de una bifurcación señalizada en un sentido -si la liga termina- o en otro -si no lo hace-. "Cuando haya una prevision de cómo va a ser todo, entonces habrá que ver lo que queda pendiente de liquidar. A partir de ahí, pensar en el año que viene", reflexiona Costas.
La posibilidad que el gobierno ha ofrecido con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo está ahí, aunque en una categoría en su inmensa mayoría no profesional como la Tercera, tampoco es una solución mayoritaria. En el Alondras, por ejemplo, tienen claro que no se van a acoger a ella porque el tipo de contratos de sus jugadores y técnicos no le permite hacerlo.
Es el mismo caso que en Redondela. Iván Crespo, presidente del Choco, desvela que solo se plantea pedir el ERTE para un trabajador que no es del ámbito deportivo. "Por el momento vamos a aguantar", asegura el máximo mandatario, que solo en un caso extremo se lo plantearía para los entrenadores del primer equipo y del Juvenil A. "La viabilidad está asegurada", destaca Crespo, al que le turba la incertidumbre con respecto a la competición. 
"Yo creo que va a ser imposible terminar", declara Costas. La presidenta del Pontellas tiene claro que, en esta categoría, jugar a puerta cerrada no es una opción. "Nuestros ingresos van muy ligados a la venta de entradas, rifas y cantina", explica la dirigente, que no tiene pensado pedir el ERTE "de momento".
Quien sí lo ha hecho, y según su presidente Manuel Seoane ha sido "el primero", es el Rápido de Bouzas. "El mismo día que el gobierno sacó la medida, ya nos acogimos a ella", apunta el primer directivo aurinegro. "Se ha pedido para siete u ocho trabajadores, los jugadores con contrato profesional y el entrenador, Milo Abelleira", apunta Seoane, que previsiblemente pondrá punto y final a su trayectoria al frente de la entidad de Bouzas a final de curso. "Cogí el club con 100.000 euros de deuda y unas instalaciones con carencias. Ahora está todo al día salvo un pequeño crédito y un par de chorraditas. Y con un campo fantástico. Acabaremos la temporada como señores", desvela Seoane, que garantiza así la vida de una entidad centenaria como la boucense.n

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