Natación

Una pulga entre quinientos barcos

Aitor de Luis, que realiza 30 kilómetros a la semana, en un entrenamiento.
photo_camera Aitor de Luis, que realiza 30 kilómetros a la semana, en un entrenamiento.

Aitor de Luis se prepara para atravesar, durante el mes de julio, los 33 kilómetros del Canal de la Mancha a nado 

No es el mejor lugar para los nadadores. Hace frío, corriente, puede surgir un día de mar agitado y alrededor se ve agua, mucha agua, y también unos cuantos barcos. La probabilidad indica que, durante la travesía, se puedan observar varias decenas porque por esas aguas transitan una media de 500 barcos al día y lo hacen como una autopista: los que se dirigen al sur pegados a la la costa inglesa; los que van hacia el norte, lo hacen cerca de la francesa. Casi todos, buques de tamaño mastodóntico, mercantes, petroleros o portacontenedores. Y, en medio de este tráfico denso, en los meses de verano aparecen moscas en forma de barcos de recreo al lado de pulgas, que así podrían considerase por su tamaño los nadadores que intentan cubrir los 33 kilómetros que separan las costas de Francia e Inglaterra. Son los románticos, como Aitor de Luis (15 de febrero de 1974), que buscan un desafío extremo con normas estrictas porque "iré solo, con el barco de apoyo, y en este va un observador, que es el que vigila que se cumple toda la normativa de la prueba. De hecho, realmente se empieza en tierra firme y se termina en tierra. Tienes que salir completamente del agua. Y durante todo el tiempo, no se puede tocar el barco. El avituallamiento te lo dan con una pértiga y una cesta. Allí te ponen lo que necesites. No se puede usar neopreno ni bañadores modernos, uno pequeño, gafas, gorro y sí que dejan untarse vaselina con algo de grasa", explica el nadador, que este verano, entre el 9 y el 19 de julio tiene su cita para intentar alcanzar la costa francesa tras partir de Dover, en el orilla británica. 
Cruzar el Canal de la Mancha forma parte de la conocida Triple Corona de natación en aguas abiertas junto al cruce del californiano Canal de Catalina (32 kilómetros) y la Manhattan Island Marathon Swim (48,5 kilómetros). Un reto mayúsculo y, en el caso de la cita europea, de dificultad. El vigués explica que "los cruces son individuales. Los organiza una asociación inglesa, que te pone en contacto con un patrón de allí, de Dover, y ellos te dicen, dentro de las fechas que tú puedes, cuándo es posible. A lo mejor, como hay diez patrones, igual hay diez en el agua, pero no tiene por qué ser así. Cada uno sale de un punto de la costa, que no es el mismo para todos porque cada uno también tiene sus trucos. Es como si comparas a uno de Bouzas con otro de Canido. Eso depende del patrón de la zona". 
El reto es duro por la distancia y también por la temperatura del agua. Los dos principales obstáculos. La distancia entre las costas de Dover y el Cap Gris Nez es de algo más de 33 kilómetros, pero todos los nadadores hacen más porque mantener la línea recta es realmente complicado, ya que "hay mucha corriente, es lo que me dice casi todo el mundo. Te da de lado y al principio hay que atravesarla porque te empuja mucho hacia al norte. Después, pasada la mitad de la travesía, te empuja hacia la costa de Francia. A partir de ahí, ya depende de la jornada. El nadador Andy Ortega, el día que le tocó, pudo cruzar, pero con bastantes olas. Y, no obstante, el alicantino Jorge Crivillés lo intentó un día y a las tres horas tuvo que parar por la niebla. Al día siguiente fue y tenía el mar en calma", explica Aitor de Luis. Preparar la travesía lleva meses de dedicación, mucho entrenamiento y también conversaciones porque "al tener contacto con nadadores de larga distancia, ya me comentaron todos los detalles y ayer, de hecho, salí al mar con Andy Ortega, que ya hizo la triple corona de natación. Venía a preparar las aguas frías. Me llevo bien con gente de toda España y con experiencia y cualquier duda la solucionan. De hecho, lo explican tanto que, en ocasiones, asustan un poco. Parece que vas bien preparado y te cuentan un montón de cosas porque en una trayectoria tan larga puede pasar de todo". 
Aitor de Luis tomó la decisión de afrontar este reto debido a que "me dedico a la organización de la Batalla de Rande y ya llevaba varios años con la cabeza puesta en el reto del canal. Al final, te acaban metiendo el gusanillo y llega un momento en que, estas cosas, las haces cuando las sientes o llegas a los sesenta y te arrepientes de no hacerlo. Hace unos dos años fue cuando me lancé". Y para cruzar el Canal de la Mancha es preciso realizar cientos de kilómetros: "Llevo unos treinta a la semana desde enero. No hice el cálculo exacto. Ahora estoy en una etapa que trataré de hacer mucho mar porque la temperatura que me encontraré allí es de 14 a 16 grados y tengo que entrenarlo. Mar y más mar". Una cuenta rápida establece que Aitor de Luis acumula aproximadamente 500 kilómetros en el agua en esta semana de mayo para preparar su reto. 

El primer gallego
Otro de los puntos que motivó a Aitor de Luis es ser el primer gallego en hacer la travesía. Eso sí, con el matiz de "que yo tenga constancia. Lo intentó en su día el pontevedrés Pablo Cimadevila, pero se retiró y no conozco a ningún otro". El nadador puntualiza para evitar suspicacias que realmente nació en Bilbao, pero "llevo 45 años en Vigo. Si vivo aquí, mis hijos son gallegos y mi pareja también, creo que también lo soy". Un elemento más de motivación y "lograrlo sería todo un orgullo". En todo 2018 sólo dos nadadores españoles completaron el reto según los registros de la 'Channel Swimming Association', la principal asociación que controla los pasos del canal.
Aitor de Luis tiene abierto un canal de microfinanciación y cuenta con patrocinadores para "intentar cubrir los gastos".n

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