Paulina Pérez Buforn, nueva jugadora del Conservas Orbe Rubensa Porriño

"El proyecto del Porriño era el que más ilusión me generaba"

Paulina Pérez Buforn acudió al set de Atlántico.
photo_camera Paulina Pérez Buforn acudió al set de Atlántico.

Paulina Pérez Buforn (Eivissa, 25/01/1997) regresa a la División de Honor de balonmano para militar en las filas del Conservas Orbe Rubensa Porriño tras cuatro campañas en el Guardés y una en el Fleury francés.

 

 

¿Por qué se decide por el Porriño?

Porque tiene un proyecto ambicioso y porque ha sido una temporada muy complicada para mí. Ha tenido muchas cosas buenas, que cuando pase el verano, las valoraré. De los equipos que había encima de la mesa, el proyecto de Abel Estévez (presidente) e Isma Martínez (entrenador) era el que más ilusión me despertaba. Y ellos depositaron confianza en mí. 

Usted jugó en el Guardés, que es vecino, y sabe que es un proyecto continuista y tranquilo. 

Tengo la sensación de que lleva unas temporadas haciendo una inversión grande y con una plantilla buena, aunque les pueda costar algo. Además, conozco a Abel Estévez desde hace muchos años. Creo que es una buena persona y, sobre todo, que sabe de balonmano, que no todos los presidentes entienden de este deporte. Y es algo que da un plus. Por eso, creo que en Porriño voy a lograr sentirme como en casa, como ya me pasó en el Guardés. 

Pasó un año en el Fleury y no encontró lo que quería. 

Me encontré cosas que no buscaba. La ambición con la que salí no cuadró con lo que tenía cada día. Y no sólo por lo que se ha podido ver en los malos resultados, porque yo no he estado toda mi carrera en el Guardés, también pasé por otros sitios con menos aspiraciones. Lo más duro ha sido el día a día. Yo demando mucho trabajo porque estoy dispuesta a ofrecerlo y ha sido lo complicado. Gestionar esa situación de fustración semanal ha sido difícil. Los resultados fueron malos y la imagen que ofrecimos no resultó buena, a pesar de que había mucha calidad, tanto en lo deportivo como en lo humano.

Usted llega con una expectativa y encuentra una realidad diferente. 

Lo que veía en la televisión, me encontré que era todavía mucho mejor en la realidad. La liga francesa es una pasada. Y creo que el concepto de balonmano, y el femenino en particular, es algo a imitar porque han logrado que sea un producto que engancha a muchas personas. Sin ser el Fleury el club que más afluencia tenía, ha sido una locura. Otras cosas que sí que esperaba, no han coincidido. Creo que había una diferencia notable entre nuestros plantemientos de partidos y lo que hacían los equipos que teníamos enfrente. Detrás de esto está la preparación semanal, la pretemporada o el fichar a una persona para que entre en un sistema de juego, que no se corresponde. Eran cosas que no puede controlar. Me pidieron un balonmano que no era para mí. Hay pocos complejos tácticos que no pueda comprender, pero después asimilarlos como jugadora es otra cosa.

Viene al Porrriño para asumir mucho peso en el equipo. 

Vengo para ganarme todos los minutos. Los mimbres que hay para la próxima temporada son muy buenos y creo que son para exigirme dar cada día lo mejor de mí. Y, con ello, ganarme el puesto. Es mi ambición, pero es la misma que tenía en Francia y la misma con la que llegué al Guardés. Vengo a jugar. 

¿Cómo es atacar, desde el lateral, esas defensas de 1.80 metros con su 1.60?

Para mí siempre ha sido divertido. Muchas de las laterales derecho de más alto nivel tienen mi altura, no son mucho más altas. Creo que se está cambiando ese concepto de antropometría, pero sí que para los menos entendidos, puede sorprender. No hay más que acercarse a los pabellones para verlo. En particular, he disfrutado en los partidos contra Metz o Brest, que son defensas de Champions y no me he sentido mejor ni peor. Si lo pudiera elegir, no mediría más. También creo que es un hecho diferencial que tengo, independientemente de que pudiera llegar a más o menos como jugadora. Mi altura condiciona mi propio juego y es algo que me distingue de las españolas de alto nivel. 

Y condiciona la relación con sus compañeras. 

Sí, pero en el alto nivel se presupone que todas las jugadoras saben adaptarse a un modelo simple de A,B y C. Yo soy la C. Y, la riqueza táctica que hay en España, pienso que es notable. Aquí hay un hecho diferencial que es la forma de entender el balonmano y no creo que existan problemas para entenderme con mis compañeras. 

Estudia Políticas y es graduada en Derecho, ¿se encuentra compañeras con estos intereses?

No creas. Cuando lo llevas a un debate amplio, puede ser. Pero si hablas de cosas concretas, que es la finalidad última del derecho, sí que hay gente enterada. No hacemos cosas durante el día que no impliquen un poco de derecho. Y, además, hay un movimiento lento dentro del balonmano en el que las jugadoras van tomando conciencia del papel que desarrollan. Ya no somos gente ilusionada con el balonmano, somos profesionales y exigimos los mismos derechos laborales como deportistas que piden otros de nuestro nivel. Creo que, en esto, soy un valor añadido. 

¿Cómo se organiza?

Ahora estudio Ciencias Políticas por puro placer. Tiene que ver con lo que he estudiado y completa el ámbito social. Pero lo hago porque creo que no sabría vivir sin estudiar. Para mí es muy positivo. Hay a gente que la época de exámenes la condiciona, pero a mí me gusta y me ayuda a desconectar. Es muy necesario formarse porque la carrera deportiva tiene fecha de caducidad y, una vez que termine el trabajo de mi vida, que es el balonmano, me encantaría encontrar otro que pueda complir las expectativas. Aunque sé que será difícil sentirme feliz con otra actividad, pero siento que lo que estoy escogiendo es lo que me gusta. 

Con esa formación, no tratarán de engañarla al firmar un contrato. 

Espero que no. Pero no presupongo la mala fe a nadie. En Francia sí que trabajé con un mánager porque lo necesitaba. Me manejo con cierta soltura, pero ya no sé si es por la formación o que llevo nueve años fuera de casa. 

En la pandemia hay varias compañeras que le pidieron consejo. 

Me ocurrió bastante. En ocasiones puedo ayudar y, en otras, no. Pero en las últimas temporadas sí que se han puesto en contacto conmigo muchas jugadoras y no sólo con las que comparto equipo. Me hacen consultas y yo estoy contenta. Creo que es bueno y me encontré muchos casos que no me gustaría encontrar. Por eso creo que es importante que las jugadoras que puedan hacerlo, tienen que ver un poco más allá de su situación. Especialmente las que tenemos cierto margen para poder establecer unos mínimos. La gran carencia es que no hay un convenio colectivo, ni los agentes que lo pueden propiciar, que es una patronal de clubs o un sindicato fuerte. No hay una jugadora más capacitada para afrontar una situación que aquella que conoce sus deberes y sus derechos. 

¿Qué objetivos se marca en el Porriño?

Creo que debe aspirar a estar por encima de las ocho primeras. Es ambicioso viendo las últimas temporadas. Los mimbres son para más y vengo decididamente a por ello. Es un proyecto ambicioso y plagado de enormes personas. 

Con 25 años, va a ser una veterana.

Cuando me vea, ya te diré cómo lo asumo. Pero sí que vengo con la idea de dar un plus en ese aspecto, en lo que se refiere a ambición, grupo y gestión de los minutos difíciles. Y creo que puedo aportar a otra gente que tiene capacidad para hacerlo. 

Su casa familiar está  en Ibiza, ¿cómo se vive con tantos cambios?

Lo llevo bien porque creo que tengo una familia excepcional. Los echo a todos de menos, pero hacen mucho por hacerme sentir cerca. También tengo buenas amistades y ahora vengo a una zona de confort que siento como mi casa. Me encanta Galicia y lo llevo bien. El día que lo lleve mal, tendré que volver a Ibiza y también tengo claro que no me planteo vivir en otro sitio cuando termine esto. Volveré en el futuro, pero sé que Ibiza es mi casa, es mi hogar. 

¿Será especial el partido contra el Guardés?

Por supuesto. Allí estuve como en casa. Siempre es especial y este año más. Además, creo que seré la única jugadora que nunca ha perdido un derbi y espero seguir siéndolo.

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