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Por qué soy (somos) muy de Doiro

La guardesa Estela Doiro ejerce como capitana del Mecalia Atlético Guardés.
photo_camera La guardesa Estela Doiro ejerce como capitana del Mecalia Atlético Guardés.

Hay clubes y deportistas que caminan entre la leyenda y la gesta, que son orgullo de ciudad, villa, pueblo o parroquia. Pero parece como si tras aquel carro de medallas de David Cal –no nació en Madrid o Barcelona sino en Aldán– no hubiésemos aprendido que los mitos se forjan donde menos te lo esperas. Solo necesitan esfuerzo y talento. Y su momento.
 

Por lugares alejados de grandes ciudades se mueve precisamente Estela Doiro, que es al Atlético Guardés lo que el club a ella: todo. Ay la química, esa que nos explican como un 'je ne sais quoi' pero que funciona y enamora. La misma que encumbró a Eva Iglesias y Xosé Touriñán en Land Rober. Poniéndonos serios, Döbereiner lo definió mejor con sus tríadas en la tabla periódica de los elementos. Los hay que combinados te llevan al éxito. Y eso ha ocurrido con Doiro, el Guardés y su presidente.
Nadie discute que el Mecalia deambula este año cual alma en pena. Desde el desastre de Elche se ha convertido en un púgil tocado, con las costillas muy magulladas por culpa de una defensa débil física y mentalmente; además presenta escasa pegada porque su ataque se ha mostrado espeso en partidos claves. El catálogo de errores toca a cuerpo técnico, jugadoras y directiva. Simplemente hay años en que el grupo no funciona porque las piezas no encajan. 
Lo importante, lo que marca, es lo siguiente. Con la temporada en la línea de llegada toca un replanteamiento… si es que realmente se desean mantener objetivos nacionales. Si es así no queda otra: todo proyecto necesita nombres icónicos, identificados con la afición, competitivos hasta cuando se acaba el entrenamiento diario. Y también deben ir acompañados de positivismo en grandes dosis. 
En el duelo ante el Rocasa, la situación de Estela Doiro derivó en lo esperado en estos casos: con marejada previa es difícil encontrar la estabilidad. Antes del partido, la afición se mostraba preocupada por el futuro de la guardesa. Es su Iago Aspas, para que nos entendamos. Era el tema, lejos de lo que tendría que haber ocupado al Mecalia: en A Sangriña prácticamente se decidía la Liga con el equipo de Prades como protagonista. Y se decidió, sí.
Pero todo ha ido mal. El silencio nada bueno aporta. ¿Quiere irse Estela Doiro? ¿Es incapaz el Guardés de convencer a su jugadora franquicia para que se quede? Son algunas de las preguntas que el club debe responder a su masa social. Y no vengan con que aún está el tercer puesto en juego porque todos los clubes están moviendo ficha. No es nuevo, pero hay puntos de no retorno en los que las decisiones marcan. 
Galicia cuenta con el perfecto ejemplo del Celta femenino de baloncesto de los 70, o del Celta Bosco de fines de los 90, para explicar cómo se labran los títulos. Varios. Jugadoras de casa de nivel alto como base de la pirámide, que empaticen con la afición, que sean ejemplo para la cantera, que peleen. En resumen, que tiren del carro. Compromiso se le llama. Y no necesariamente el concepto 'de casa' exige ser localista: Mar Xantal, badalonesa, llegó a Vigo en 1990 y, defendiendo las camisetas de CB Vigo primero y CB Bosco después, se ganó ese status de líder y capitana que también Doiro posee en el balonmano. 
Porque Estela se maneja entre un puñado de admirables virtudes: pelea, se compromete, juega (con fuerza y calidad), hace jugar y es un ídolo para la afición. No crean que resulta tarea fácil ser profeta en tu tierra, pero la guardesa ha alcanzado la excelencia deportiva. Que Mecalia lleve su imagen a ferias internacionales de su sector no es cuestión baladí. Doiro representa calidad y tesón, valores que cualquier marca bendice. Por eso soy (somos) muy de Estela Doiro.
Llegados a este punto dirán que nadie es insustituible. Verdad. Que puede haber otra líder. Sí. Pero no nieguen la evidencia: nunca será como Estela. Ni Estela. Es lo que tiene ser única.
¿Se puede competir con ofertas mareantes? Tal vez no. Pero en una negociación intervienen más factores que los miles de euros. Tras la eliminación copera, que hizo jirones las aspiraciones del equipo, la concatenación de errores ha abierto vías de agua difíciles de taponar. Que si las instituciones ayudan poco, que Mecalia anuncia que abandona el mecenazgo en 2020, que jugar competición continental es sangrante, que se ha evidenciado un enfriamiento en las relaciones con el Concello de A Guarda, que en otras ciudades los equipos tienen más apoyos, que... Toda una suerte de mensajes negativos, demasiados, para conducirnos a ninguna parte. De repente, un equipo de referencia, capaz de batallar contra los clásicos (porque en el deporte no todo es comparar presupuestos), se ha convertido en una suerte de noticias descorazonadoras. 
En momentos malos las soluciones son otras. No recuerdo un equipo campeón que primero no peleara euro a euro, con un trabajo tan arduo como laborioso, sordo, duro (y poco agradecido), para poder cubrir un presupuesto suficiente para alcanzar el título. En A Guarda, en Vigo o en A Coruña. La fórmula magistral es única pero no se vende en farmacias y José Manuel Silva sabe de esa pelea diaria.
¿Se va Doiro? Eso parece porque quien calla otorga. Y duele. Vigo, en los 60, disfrutó un tiempo de la más grande jugadora que pudiera haber soñado, la polideportiva Marisa García Pena (se prodigó con éxito en balonmano, atletismo, baloncesto y hockey hierba). Internacional, acabó en el equipo de balonmano del Bayern de Múnich y no por dinero. Este país la echó. No, Galicia no está para perder figuras. El futuro sigue necesitando de iconos. Estela Doiro, sin ir más lejos.
Postdata: A Guarda merece un polideportivo digno. Un hangar es para otras cosas, que una instalación deportiva de calidad también ayuda a crecer.

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