El Nozilla Jam se resuelve con acento colombiano

La mesa de picnic dejó varios de los trucos más técnicos de la tarde.
photo_camera La mesa de picnic dejó varios de los trucos más técnicos de la tarde.
El patín vigués volvió a concentrarse en 
la Plaza de la Estrella en una cita ya clásica 
Como la conexión a internet, las redes sociales o los millenials. El Nozilla Jam se ha convertido en un clásico del siglo XXI y ayer volvió a congregar en el centro neurálgico del patín vigués, la Plaza de la Estrella, a todos los adeptos olívicos -y de parte del extranjero- a la religión de las ruedas, la madera y el metal. En torno a tres decenas de participantes se divirtieron en una concentración de la que salió ganador el colombiano Duván Machuca aunque, como siempre, en medio de un ambiente muy alejado de cualquier espíritu competitivo.
La gran novedad de este año fue que, a diferencia de en otras ediciones, cuando la caravana se desplazaba por todo el entorno del Náutico, la concentración se celebró íntegramente en la Plaza de la Estrella. Un homenaje al día a día del patín vigués, que mayoritariamente se ha desarrollado en este lugar desde que se inauguró a principios del presente siglo.
Los treinta participantes, jaleados por un nutrido grupo de público, patinaron el clásico bordillo central de la plaza, la mesa de picnic colocada al final de una de las rampas de acceso a la parte superior, el bordillo alto de la parte de arriba. Y como a falta de pan, buenas son tortas, la organización tuvo que capear la ausencia por primera vez en la historia del 'abretarros' -un hueco en el que un patinador se abrió la cabeza en 2002-. El mal estado del suelo en esa zona propició la abolición del clásico de los clásicos. En su lugar hubo saltos por encima del banco de metal, además de diversas pruebas de habilidad. Pero, sobre todo, hubo diversión. Mucha diversión. Pese a que la concentración está organizada ahora por la segunda generación, el espíritu de confraternización pervive. Y que dure para siempre. n

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