CELTA

"Nos hacía buenos a todos"

David Silva abraza a William Jose en el partido de la Liga Europa.
photo_camera David Silva abraza a William Jose en el partido de la Liga Europa.
Borja Oubiña recuerda el paso por el Celta hace tres lustros de David Silva, que este domingo vuelve con la Real 
En verano de 2005, aquel Celta recién ascendido a Primera de la mano de Fernando Vázquez se reforzó con dos jóvenes jugadores cedidos desde el Valencia: José Enrique y David Josué Jiménez Silva. Algo más de tres lustros después, el segundo de ellos retorna a Balaídos, un estadio que no pisa desde 2006, enrolado en las filas de la Real Sociedad con ya 34 años.
Aquel curso 05/06 fue especial. Porque, pese a ser un equipo recién ascendido, el Celta se metió en competición europea. Y una pieza clave de aquel equipo fue un por entonces muy joven David Silva, que a sus 19 años debutaba en Primera como quien lleva toda la vida jugando en la élite.
En aquel vestuario vivía también sus mejores días Borja Oubiña, hoy por hoy miembro de la dirección deportiva celeste. Y tiene muy vívidas en su infalible memoria sus primeras sensaciones sobre Silva. "Lo recuerdo ya del año anterior a venir a Vigo. Acababa de ganar con España el Europeo sub-17 y se enfrentó a nosotros con el Eibar en Segunda. El partido de Balaídos no lo puede jugar–Silva tampoco–pero sí el de Ipurua. Y ya se le veía que era algo especial: la calidad que tenía, el ritmo...", rememora.
Así que le pareció buena noticia encontrárselo en el vestuario unos meses después. "Desde el primer día se apreciaba que era diferente. Le costó entrar dos o tres partidos, pero se sabía que era cuestión de tiempo. Porque era otro nivel", sostiene el mediocentro.
Desvela, además, que ya por entonces tenía prácticamente todas las cualidades que después le han permitido una larga y exitosa carrera en la élite, con cuatro Premier League en las filas del Manchester City (11/12, 13/14, 17/18 y 18/19), una Copa del Rey con el Valencia (07/08) y un Mundial, dos Eurocopas y una Eurocopa sub-19 con la selección española, de la que se retiró tras el último Mundial, en el que compartió vestuario con el céltico Iago Aspas. "Era muy resolutivo y muy valiente. Daba continuidad al juego y le imprimía ritmo a la circulación. Y, pese a su apariencia endeble, era muy fuerte y sabía cómo proteger el balón. Antes de recibir, buscaba el espacio libre y ya sabía hacia dónde salir. Pero si se hacía inevitable el cuerpo a cuerpo, utilizaba los brazos para hacerse sitio", pormenoriza.
Fuera del campo, Silva era un joven "tranquilo y callado, pero que sabía y quería hacer grupo. Además, tenía un carácter muy competitivo, de ganador", narra Oubiña. 
Suele suceder en futbolistas de este calado que su medida se toma sobre todo por el agujero que dejan cuando se van. El Celta quiso retenerlo, pero el Valencia lo reclamó en verano de 2006. "Su salida nos hundió, fue un grave problema porque era un seguro tenerlo cerca. Te solucionaba cualquier agobio con criterio. Nos hacía mejores a todos", admite el también por entonces internacional español. Silva fue efímero; su recuerdo, no.n

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