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Moledo, doble cuarentena

Edu Moledo permanece confinado en su casa de Cangas tras haberlo estado antes en Málaga.
photo_camera Edu Moledo permanece confinado en su casa de Cangas tras haberlo estado antes en Málaga.
El jugador cangués de balonmano pasó de estar aislado en Málaga a estarlo en su casa
Un positivo por coronavirus en tu entorno cuando el avance del virus todavía era una amenaza que parecía menor en España. Esta situación es la que vivió Edu Moledo, el jugador cangués del Ciudad de Málaga, a comienzos del presente mes de marzo. "El central de mi equipo viajó a Italia por una cuestión personal y, una semana después de volver, se empezó a sentir mal y dio positivo. Una vez confirmado, nos mandaron llamar todos al 061 y salieron tres casos positivos más. Todos nos encerramos y pasaron los días de cuarentena", comenta. 
Fueron horas de mucha incertidumbre porque, poco a poco, cayeron los positivos en cascada. "Incluso de compañeros que no tenían ningún tipo de síntoma", explica Moledo. La situación era preocupante y, con todo el equipo aislado, llegó el primer negativo y, después, "también dio que no lo tenía el entrenador, lo que nos sirvió para tranquilizarnos". Con el paso de los días mejoraron las noticias "y ninguno más volvió a dar". A pesar de ello, todos los jugadores y el cuerpo técnico tenían que estar confinados. Sucedió antes de que la medida se hubiera generalizado en España. 
Eso sí, Moledo admite que "estuvimos bastante asustados porque ves cómo los compañeros tienen el virus y, claro, piensas que a ti también te va a tocar". A esto se añadió que el jugador no quería preocupar a la familia que estaba en Cangas, hasta que "mi hermano vio las noticias y me llamó. Yo no quise hacerlo, pero se enteró él". 
Tras esos días y el aislamiento posterior, se agotó el plazo y Moledo decidió que ya tocaba volver a casa. "Con los últimos tests negativos y, al ampliarse el estado de alarma dos semanas más (el domingo 22), llamé al club y pedí permiso para regresar a casa y me lo dieron". Eso sí, el viaje obligó al deportista a realizar ya en Cangas una segunda cuarentena debido a que "tuve que pasar por Madrid y, claro, la familia se preocupa porque allí las cosas están mal. Entonces, es mejor estar separado del resto dos semanas más". La medida de precaución ya cumple la primera mitad y el jugador del Málaga la extenderá siete días más. En gran medida porque "mis padres ya tienen una edad y también tengo una sobrina pequeña. Ella igual no siente nada, pero lo transmite. Hay que tener cuidado". 
El extremo reconoce que en casa, a pesar de no mantener contacto con los familiares, "estoy bastante bien. Puedo salir a una terraza de unos veinte metros cuadrados en la que hago bastante ejercicio. Estoy confinado por segunda vez, pero lo llevo bien". 
Y es que, poco a poco, Edu Moledo y sus compañeros se van sacando el susto después de la enfermedad de cuatro de ellos: "Ya están recibiendo el alta, pero claro, no pueden salir, igual que el resto". El jugador matiza que "alguno lo pasó sin problemas y los que estuvieron peor fue porque vivieron varios días con fiebre. Alguno tuvo hasta diez días, pero sin mayores complicaciones. Como acostumbra a pasar a la gente joven que está bien de salud". 
Por lo tanto, cuando España entra en la tercera semana de reclusión forzosa debido a la expansión del coronovirus, Edu Moledo ya encamina el mes de aislamiento por los positivos dentro de su propio equipo. Puede considerarse todo un privilegiado porque en la última semana cambió la residencia en la ciudad andaluza por la estancia en una habitación con su terraza contigua y vistas a la Ría de Vigo en Cangas. Una situación que seguro le ayuda a llevar el tiempo de soledad.n

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