Lo más duro del ciclismo

El guatemalteco Sergio Chumil, coronando los últimos metros antes de la meta de A Madroa.
photo_camera El guatemalteco Sergio Chumil, coronando los últimos metros antes de la meta de A Madroa.
Finalizó la Copa de España Élite y Sub-23 en A Madroa con victoria de Sergio Chumil.  La prueba, muy dura, con seis puertos

Tecpán dista ochenta kilómetros de la capital Ciudad de Guatemala. Está situada a 2.400 metros de altitud y cuenta con treinta y cuatro aldeas, una de ellas es la de Chuachalí, la patria de un militar guatemalteco que ayer obtuvo la victoria en la Vigo Copa de España, que terminó en las puertas de Vigozoo. El triunfador es Sergio Geovanni Chumil, que como muchos otros, busca en el pelotón español alcanzar el profesionalismo como ciclista mientras exprime las semanas de permiso deportivo entre las obligaciones laborales. 

 

 

Como hace décadas realizaban los colombianos, hoy fuente casi inagotable de ciclistas, y recientemente ecuatorianos y venezolanos. Los jóvenes guatemaltecos, escaladores de fina figura y nacidos por encima de cualquier altitud habitada en España, dejan atrás las carreras por el altiplano de su país con el equipo del ejército o de la municipalidad, para subirse en las bicicletas de carbono de penúltima generación con la promesa de que, si lo hacen suficientemente bien, podrán vivir de su deporte y convertirse en profesionales. 

Con esa ilusión, con ese sueño, subió ayer Sergio Chumil desde la Avenida de Vigo hasta la puerta de Vigozoo, lugar en el que se situaba la línea de meta moderna, con arco luminoso y pantalla grande para seguir la retransmisión de la carrera Vigo Copa de España. Vistosidad, despliegue de medios y un buen sol con viento del norte que, seguramente, poco tiene que ver con las pancartas tradicionales de hinchables y suelta de confeti que existe en las pruebas guatemaltecas disputadas entre las neblinas de los bosques tropicales como la Vuelta al Altiplano Marquense. La victoria anterior de esta temporada del escalador del Cortizo que, a los 24 años, pelea por destacar y lo hace. 

Marcos Serrano, el chapeleiro, exprofesional y ahora director del Cortizo, conoce las cualidades de su ciclista y también sus debilidades. Dice eso de “debe adaptarse a Europa”. Un eufemismo para no explicar que debe aprender a correr en pelotón y no en un grupo grande, que debe protegerse del viento, que debe aprender a relevar y guardar su turno. Es decir, debe averiguar todo lo básico del ciclismo profesional, o casi, como es la Copa de España. Y el director, los compañeros y el equipo, tienen que cuidarlo y protegerlo para dejar a Chumil sin quemarse antes de la última subida. No es sólo cuestión de controlar la carrera o evitar las fugas, es cuestión de que el guatemalteco no gaste más de la cuenta para llegar a esa Avenida de Vigo con fuerza tras los largos 180 kilómetros. 

Estilo clásico

Ayer lo consiguieron y, después, los dos kilómetros de ascenso con porcentaje medio del 10% hicieron el resto. Hubo algún intento previo y el de Chuachalí saltó, moviendo la ligera bicicleta para dejar atrás a todos sus rivales y marcharse en solitario con sus escasos 160 centímetros y, seguramente, unos 50 kilos de ‘trepador’ puro. Estilo clásico de ciclista de otro tiempo. De cuando los ‘escarabajos’ colombianos llegaban a Europa en los setenta y ochenta en busca del sueño en el Viejo Continente. Ahora se abre para los guatemaltecos como Chumil, que triunfó en A  Madroa y -seguramente con la ayuda de algún representante español- busque culminar ese sueño ciclista forjado en los ascensos al Aserradero de Santa Elena o a las Agroindustrias de Guatemala. 

 

 

Antes de la subida final de Chumil hasta A Madroa, se vivió una etapa agitada por los puertos de montaña de la primera parte con protagonismo para el porriñés del Labroal Kutxa Sergio Lorenzo. También se movieron los equipos grandes y el Vigo Rías Baixas preparó su particular plan para romper la carrera de lejos, en el Monte Aloia, justo pasado el ecuador de la prueba. Estaba la competición por los aires con un grupo de casi una treintena de unidades por delante, pero llegó la neutralización por un accidente. Se paró la prueba, el duro puerto se terminó de subir a ritmo controlado y, con él, se escapó la opción de romper de lejos una carrera que lo pide por trazado y kilómetraje. 

Camino de Ponteareas y Mondariz hubo neutralización, aparecieron nuevos ataques en dirección a Moscoso y un nuevo reagrupamiento. Escarceos, grupos que se iban y control para llegar los mejores juntos a la Avenida de Vigo. Y, ahí, Chumil avasalló para superar a Hugo Aznar, del Finhiser, y Marc Cabedo, del Telco. Asier González, del Rías Baixas, firmó un sexto de mérito con su cuerpo de rodador entre escaladores.

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