SEVILLA 4-2 CELTA

El marcador miente, pero es verdad

Rubén Blanco, que tuvo una buena actuación pese a los cuatro goles encajados, se lamenta mientras Idrissi y Munir festejan.
photo_camera Rubén Blanco, que tuvo una buena actuación pese a los cuatro goles encajados, se lamenta mientras Idrissi y Munir festejan.
El Celta dio la cara ayer ante el Sevilla y dejó detalles positivos pero perdió (4-2) y ocupa puestos de descenso por primera vez este curso. El técnico Eduardo Coudet se estrenó desde la grada

Los marcadores son un resumen tan cruel como real. Un escupitajo a la cara. Una mentira que se maneja con la soberbia de la verdad. Al Celta de ayer le sobraron los seis primeros minutos y los seis últimos. Viniendo de donde se viene, no es tan mal bagaje al visitar al poderoso Sevilla. Lo peor es la clasificación, que grita que el equipo está ya en puestos de descenso. Lo mejor es que hubo muchos minutos de igualar a un rival fuerte y que por fin Nolito se suma a la producción goleadora.
El debut de Eduardo Coudet como entrenador celeste tiene dos lecturas. La del juego deja sensaciones de cierto optimismo: hay calidad arriba como para llevar el punto neurálgico hacia delante, porque allí se generan cosas; hay predisposición para el esfuerzo en la presión, que si antes se antojaba beneficiosa ahora es imprescindible; y hay futbolistas creciendo en lo individual, lo que debe redundar a corto y medio plazo en lo colectivo. La lectura del marcador, como es lógico, no es tan optimista, porque ahora mismo jugar con un rival tan poderoso a quien mete más goles parece que no está al alcance de una plantilla cansada en lo anímico y sin el fondo físico, parece, como para aguantar tanta generosidad en el esfuerzo.
El Celta 'houbo morrer' en los seis primeros minutos. Fue atropellado de forma repetida con media docena de llegadas con remate a portería del Sevilla. Rubén calentó los guantes, pero no pudo detener el remache de Koundé tras el cabezazo arrollador de Diego Carlos. Con todas las heridas sangrantes, haber perdido sólo esa vida fue un milagro. El conjunto sevillista exhibía una de sus muchas caras: la arrolladora.
La fortuna quiso sonreír al nuevo proyecto del Celta. El diluvio frenó, Hugo Mallo –excelente ayer– vio la luz y su centro lo mejoró Vaclik con su error para dejarle el tanto del empate a los pies de Aspas, que lo agradeció como debe hacer un goleador. En ese momento, vive dios que no era justo el marcador por lo visto, pero éste, aunque mentiroso, le dio tranquilidad a los vigueses como para buscarse y encontrarse.
Se empezaron a apreciar entonces los detalles del estilo Coudet. El puesto de pivote de Tapia no es, por el momento, tan solitario y Denis Suárez estuvo presto a situarse a su vera, sobre todo en la salida de balón. Con el de Salceda ahí, el primer toque puede batir ya líneas y eso es oro. Por dentro, el equipo se sentía más que cómodo porque se encontraban Denis, Brais, Nolito, Aspas y un gran Santi Mina, que ayer dejó claro que puede ejercer de nueve con garantías. Por fuera, habrá que dar otra vuelta de tuerca al ataque, porque Hugo Mallo lo interpretó todo bien pero a Lucas Olaza le faltan un par de clases. Con un dibujo tan poblado en el interior, los exteriores tienen el factor sorpresa en sus piernas.
En cuanto a la defensa, la presión necesita de ajustes obvios. Y en estático, el dibujo pasa a un 4-4-2 clásico con Nolito y Brais desgañitándose en las bandas. La izquierda del gaditano y Olaza sufrió mucho, aunque también es cierto que enfrente tenían a dos futbolistas de primer nivel mundial como son Jesús Navas en el lateral y Lucas Ocampos más arriba.
La tarjeta de presentación del Celta resultaba consistente. Más, cuando una rápida puesta en acción desde campo propio superó la presión local. Aidoo buscó a Brais en el centro del campo, éste encontró rápido a Denis de cara, el de Salceda dibujó un buen pase hacia la carrera de Iago Aspas y la dejada atrás del moañés halló el remate de Nolito a gol. Muchos actores para un gol coral. Pero lo que tienen los goles es que llegan de muchas formas. Y al Sevilla le bastó con un gran centro de Navas y un cabezazo arrollador de En-Nesyri para igualar de nuevo antes del descanso. El marcador, en ese momento, no mentía.
El conjunto local quiso tener más el balón en la segunda parte y dejó en casi nada la presión alta celeste. Pero eso no significó que acabase con el ataque vigués, protagonizado por Santi Mina. De su brega y acierto salió una ocasión de Aspas y él mismo remachó un centro de Mallo que Vaclik sacó por puro instinto.
El paso de los minutos dejó sin fuelle al Celta, cada vez más encerrado. Intentó paliarlo Coudet metiendo a Okay en el centro del campo pero la tendencia estaba clara: sólo quedaba defender y sufrir. Se supo hacer hasta que una carambola tras disparo de Escudero que tropieza en Tapia superó a Rubén. Era el minuto 84 y dos después, una pérdida de Denis en el centro del campo propició una contra definitiva de Munir. El marcador mentía, pero era verdad. El puesto de descenso es muy verdad.

Sevilla:
Vaclík; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña (Escudero, m.33); Jordán (Óscar Rodríguez, m.81), Fernando, Rakitic; Ocampos (Idrissi, m.81), En-Nesyri (De Jong, m.68), Óliver Torres (Munir, m.68). 
Celta:
Rubén Blanco; Hugo Mallo, Joseph Aidoo (Néstor Araujo, m.41, Jeison Murillo, Lucas Olaza; Renato Tapia (Miguel Rodríguez, m.88); Brais Méndez, Denis Suárez, Manuel Agudo 'Nolito' (Okay Yokuslu, m.72); Santi Mina, Iago Aspas. 
Goles:
1-0, m.5: Koundé; 1-1, m.10: Aspas; 1-2, m.36: Nolito; 2-2, m.47+: En-Nesyri; 3-2, m.85: Escudero; 4-2, m.87: Munir. 
Árbitro:
César Soto Grado (Comité Riojano). Amonesto a los locales Jesús Navas (m.2) y Escudero (m.73), y a los visitantes Denis Suárez (m.54) y Hugo Mallo (m.72). 
Incidencias:
Partido de la décima jornada de Primera División, disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán a puerta cerrada por la pandemia de coronavirus. Césped en perfecto estado.

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