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Herencia en femenino

Anastasija Doder, hija del histórico Tihomir, debutó en División de Honor y marcó un gol con el Porriño.
photo_camera Anastasija Doder, hija del histórico Tihomir, debutó en División de Honor y marcó un gol con el Porriño.
Anastasija Doder, hija del veterano Tihomir, debutó en División de Honor con un gol 

Dispuso de una decena de minutos. Defendió, corrió y ya marcó el pasado sábado 19 de septiembre. El Conservas Orbe Porriño vivió el debut con gol de una nueva jugadora de su cantera, una lateral de 17 años. Podría ser una más en la intencion del club de aglutinar el talento joven de Galicia y llevarlo a la élite, pero en su espalda, luce un apellido perfectamente conocido en el mundo del balonmano: Doder. La portadora es Anastasija, hija mayor de Tihomir, que a los 41 años se mantiene en el balonmano y todavía el pasado curso lo disputó con el Frigoríficos.
La familia llegó a Cangas en 2005 con el fichaje del primera línea por el club morracense y la pequeña tenía tres años. Una temporada después regresaron a Serbia, mientras Tihomir jugó en el Vardar macedonio, pero "la segunda vez que vine aquí (2007),  ya se quedaron. Era lo mejor para todos. Ellas no tenían que andar de un sitio para otro. Si te quedas en Serbia, ¿qué haces?... Nada. Y aquí tenía el colegio y todo", explica el jugador. Aquello fue en la campaña 2007 y Anastasija estaba muy lejos de saber que se iba a dedicar al balonmano. La afición llegaría después y, de hecho, matiza que "la verdad es que no recuerdo, de pequeña, ver jugar a mi padre. Sí que tengo fotos y me viene a la memoria estar en el pabellón y así, pero, verlo jugar a él, no". 
Ello viene dado porque el serbio salió en 2011 hacia el Metalurg Skopje y, posteriormente, encadenó equipos en Israel. "Tuve que buscarme la vida, yendo de equipo a equipo, en el mejor pagado. Como todo el mundo", resume sobre su vida balonmanística Tihomir. Incluso, la pasada temporada volvió a la formación canguesa, pero no pudo rendir por una lesión. Ahora, ya recuperado, espera "jugar uno o dos años más". Lo hará, de nuevo, en Israel, si soluciona los trámites burocráticos: "Tengo todo con el equipo, pero el problema es con el Ministerio de Trabajo, que no contestaron ni sí ni no. Por su ley, si juegas más de cinco años, tienes que pedir un permiso diferente al anterior. Tuve que mandar un montón de papeles y estoy esperando". 
Mientras, el pasado sábado 19 de septiembre pudo ver en el pabellón de O Porriño el primer gol de Anastasija en División de Honor. "Voy a verla y a disfrutar. No sufro, me gusta. Por ahora, al estar en el primer equipo, no va a tener minutos como en el de Plata o el juvenil. Lo paso bien, pero lo único que me molesta es la mascarilla en el pabellón, que no se respira. Por lo menos, podemos ir", relata Tihomir. Eso sí, no promete que su comportamiento calmado dure mucho tiempo: "Por ahora, estoy tranquilo, que aún es joven. No sé dentro de dos o tres años, igual ya empezaré a gritar desde la grada". 
La jugadora lo corrobora y admite que "es él el que me viene a ver. Por ahora, viene siempre. Y, después de cada partido, sí que me corrige algunas cosas y me indica en lo que puedo mejorar. Al principio, cuando me decía cosas, no le hacía mucho caso. Hace unos tres o cuatro años. En la actualidad, sí que atiendo más porque necesito mejorar y subir el nivel". Un hecho que confirma el padre en ese proceso siempre complicado de no meterse en la labor del entrenador: "En los dos últimos años sí que le indico cosas, pero porque ella me empezó a preguntar. Antes me decía: no me digas nada, que tengo al entrenador. Fue reciente cuando se interesó y me pregunta". 
Y, evidentemente, Tihomir le explica sus puntos de vista, le enseña esos pequeños trucos y también expresa que "la veo bien, pero es joven. Le queda mucho por mejorar, sólo tiene 17 años". Y, en la mejora, la ya mediana de la saga Doder –tiene un hermano menor que también juega al balonmano–, reconoce que "mi parte favorita del balonmano es defender, me encanta. Creo que la defensa es muy importante y es una tarea que me gusta. También atacar, pero más lo otro. En la parte ofensiva, más que percutir yo, me gusta ver el campo y jugar con mis compañeras de extremo o pivote".
Una cualidad que es heredada. "Sí, sí, eso viene de mí", argumenta Tihomir sin dudas. Porque "yo nunca pude atacar si no jugaba en defensa. Eso en Serbia, siempre nos lo enseñaban así. Si no rendías en defensa, no te ponían en ataque. O en los dos sitios, o al banquillo". Una cuestión técnica y también otra de guerrero porque "si estás en ataque y te caen golpes por todos lados y después vas al banquillo, no puedes devolverlas. Eso no. Si recibía, pasaba la factura", resume el padre de la familia. 
En su primer partido en División de Honor, Anastasija disfrutó de un poco menos de diez minutos en la victoria ante el Morvedre madrileño (29-19). Tiempo suficiente para marcar un gol. "No esperaba jugar tanto. Para mí estar ocho minutos, con lo joven que soy, es un montón. Todavía me queda mucho por aprender y experiencias por vivir. Salté al campo con ganas, con confianza, y las cosas salieron bien", relata Anastasija sobre su debut. 

Alto nivel en O Porriño
La jugadora serbia, porque hasta ahora mantiene la nacionalidad de origen, reside desde el año pasado en O Porriño junto a otras cuatro jóvenes en un proyecto impulsado por el club en el que combina formación académica y deportiva. "Salgo de casa para entrar en el instituto a las 10:00 en el Marcote de Mondariz y salgo a las 17:30. Regreso, me cambio y a entrenar. Después de la sesión, a dormir. Así es mi día a día. Ahora estoy con el primer equipo", explica la primera línea. 
Es su segunda temporada en el equipo y, por lo tanto, el segundo año lejos de Cangas: "El primero resultó bastante duro porque fueron muchos cambios juntos: el equipo, las compañeras, la casa, el instituto... Pasé de convivir con mis padres, que te dan todo, a estar con las compañeras de equipo, que tienes que hacer las cosas. Es complicado, pero ahora ya va todo bien". Hasta el punto de que, "por la semana, estoy bien sola aquí, pero agradezco volver el fin de semana a casa, que tengo allí mi vida".n

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