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La guardesa Lombi cuelga las botas a los 29 años

Anaír Lomba, que anunció su retirada, estuvo a inicios de mes en el Arena 1.000 de Bueu.
photo_camera Anaír Lomba, que anunció su retirada, estuvo a inicios de mes en el Arena 1.000 de Bueu.

La jugadora anunció que "he decidido poner punto y final a mi carrera deportiva"

Trayectoria discontinua, carácter volcánico y ganador, futbolista de enormes cualidades y rodillas débiles. La guardesa Anaír Lomba 'Lombi' anunció ayer en un comunicado que "he tomado la decisión de ponerle punto y final a mi carrera deportiva". Una decisión que llega a los 29 años y cuando se había recuperado de su sexta lesión de rodilla con la camiseta del Valencia porque "siento y muero en blanquiazul. Siempre quise volver. Mis principios me dicen que tiene que ser así o no será". Esto significa que su deseo era regresar al Espanyol, pero "hay dos partes que tienen que querer. Y como bien sabéis, el amor no siempre es correspondido". La guardesa se enamoró del club 'perico', al que llegó en 2014 tras terminar su formación y convertirse en, probablemente, una de las mejores futbolistas gallegas de lo que va de siglo. Era su segunda aventura en Primera División. La anterior fue en el club vigués. Corta, pero intensa, porque la mejor Lombi, de regreso de una rotura de ligamento cruzado, firmó una promoción de ascenso sublime, con los dos goles de su equipo en inferioridad numérica ante el Girona en la vuelta de la última eliminatoria (1-2). Aquel ascenso se mantuvo hasta este año como el único de un equipo gallego a la máxima categoría, y el Deportivo lo igualó ahora.
Después, un Olivo amateur sin medios ni estructura y que por aquel entonces ya pedía el auxilio del Celta –como Lombi siempre reclamó a través de sus redes sociales– descendió con una campaña desastrosa en la que la jugadora, siempre competitiva, vivió su particular calvario dentro y fuera del campo. Todavía estuvo dos años más en Vigo a un nivel extraordinario con una media cercana al gol y medio por encuentro. Después, en el verano de 2014, volvería a la ciudad en la que ya intentó convertirse en futbolista de adolescente, en la cantera del Barcelona y en un colegio interno. Aquello no salió, pero la aventura de su vida pasó en el club vecino. Un Espanyol que vivió Lombi, la absorbió y la enamoró hasta el punto de no querer vestir otra camiseta y ayer anunciar su retirada del fútbol. La guardesa, como toda retirada, indica que es definitiva, pero ahora llegan las semanas sin entrenar, el domingo sin goles. Y quién sabe. Si otro club que también siente, aunque menos, el celeste, se anima a hacer un equipo femenino y hace que Lombi, como siempre pidió, sienta la llamada del balón en casa.n

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