El futuro de Cardoso está en el aire tras sus ocho derrotas

El Celta disputó ayer su vigésimo cuarta jornada de Liga. Hace doce, el presidente del Celta, Carlos Mouriño, decidía prescindir de Antonio Mohamed y dar el banquillo a  Miguel Cardoso. El cambio, a nivel de resultados, no ha supuesto revulsivo alguno, sino todo lo contrario y el portugués ha sumado, en el mismo número de partidos, cuatro puntos menos que su antecesor. Hace dos semanas, el triunfo ante el Sevilla en Balaídos hizo que se mantuviese en su puesto. La derrota de ayer ante el Levante, la octava del luso en el banquillo –el doble de las sufridas por el argentino en su estancia en Vigo–, pone su puesto en más que serio peligro, a la espera de otra determinación del máximo accionista de la entidad.

Con los números en contra, tampoco el juego está convenciendo lo suficiente. Cardoso se escuda en las bajas para explicar que no haya encontrado todavía una fórmula de juego para su equipo. La ausencia de Iago Aspas ha hecho un daño atroz y el luso no ha sabido encontrar los resortes para paliarla en lo posible.
Una baza que sí tiene todavía a favor es la del vestuario. Precisamente, fue el rechazo de éste lo que ayudó a acabar con la presencia de Mohamed en el banquillo. No fue la única, pero sí una razón de peso. Ahora, la situación parece la contraria y ese apoyo de los componentes más importantes del plantel puede evitar un despido que estaría cantado.
El protagonista se limitó a evitar ayer la pregunta sobre su futuro. "No voy a responder. No tengo cómo", señaló cuando se le inquirió si el de ayer sería su último partido al frente del Celta. Además, señaló que tiene fe en sacar adelante la situación por cómo vio "a los jugadores pelear hasta el último minuto. Tenemos todos que creer que sacaremos esto adelante".
La clasificación indultó ayer a Cardoso con la derrota del Rayo, que evitó la caída en puestos de descenso. Queda por ver si Mouriño, célebre por su ley de "tiene toda nuestra confianza mientras la tenga", también lo indulta.n