segunda división b

"El futbolista tiene que moverse con libertad"

Onésimo Sánchez (Valladolid, 14 de agosto de 1968) continúa al frente del banquillo del Celta B al que llegó el pasado mes de enero para tratar de salvar la categoría en Segunda B. Sacó al equipo de la zona de descenso y ahora está en el proceso de creación del nuevo filial céltico, que sufrió una profunda renovación. 

¿Qué Celta B vamos a ver?
Se ha ido mucha gente, jugadores importantes. Tienen que venir otros ahora y buscamos un cóctel lo más interesante posible entre los que vienen del juvenil y los futbolistas de fuera. A nivel de juego, queremos ser protagonistas y manejar el partido. Ser fuertes, defender la pelota y estar en campo rival. Es la idea y, a partir de ahí, manejaremos ciertos aspectos en función de los futbolistas que vengan y sus características. 

¿Quedan muchos por llegar?
Vamos a esperar para comprobar lo que generan los chicos que tenemos arriba, pero es cierto que necesitamos tres, cuatro o cinco futbolistas para tener una buena competencia interna entre unos veinte jugadores. No dejamos de ser un filial y, por lo tanto, mejorar mucho al futbolista. Aunque también necesitamos ese día a día de ganar y competir semana a semana. 

El juvenil del Celta encadenó dos títulos de División de Honor. ¿Qué dificultad tiene el salto de categoría?
Son categorías muy diferentes, y cada vez más. Procuramos que, el que pueda dar ese salto, lo asuma y que, el que no pueda, ofrecerle un eslabón intermedio para que no se caiga. Además, esta Segunda B es cada vez más competitiva y, con el nuevo formato, todavía lo será más.  

¿Hay materia prima suficiente?
El campo no engaña a nadie. Al final, es ahí donde se tiene que ver. Nosotros trabajamos para que los jugadores se sientan cómodos y puedan rendir a este nivel, pero adaptarse a él siempre es complicado. Por eso tenemos que crear un cóctel en el filial con estos jugadores que proceden del juvenil y con otros, con más experiencia, que puedan ayudarlos a la adaptación a la nueva categoría y hacerla más fácil. Muchos de ellos tienen 19 años y todos quieren tener minutos. Al final, es una cuestión de capacidad y de lo que se ve en el campo.     

La temporada comienza en menos de un mes y le faltan jugadores. ¿Cómo afectará esto al Celta B?
Lo ideal sería tener antes a los jugadores, pero ya son muchos años en esa situación. En el momento que vivimos, la planificación es muy complicada y todo cambia. Hay que adaptarse y sacarla adelante lo mejor que se pueda. La primera fase es corta, como una primera vuelta, y hay que estar preparado desde el primer día.  

¿Se plantea algún objetivo?
No renunciamos a nada. Eso va en mi ADN. A partir de ahí, saber que estamos en una categoría complicada, de dificultad, mejorar mucho a los futbolistas y tenerlos preparados para el primer equipo. Son nuestros objetivos. A partir de ahí, intentar ganar, pero sin un gran objetivo a largo plazo. Mejor, enfocados en el día a día, que pasa por ganar el primer partido ante el Guijuelo. Aunque es cierto que, alejarse de las últimas posiciones es bueno porque se pasa de fase con los puntos que obtienes en la primera. 

Entrena a un filial, ¿cuánto tiene que observar al primer equipo para mantener una línea similar?
Siempre es nuestra referencia, a partir de ahí, buscamos nuestra filosofía, pero teniendo en cuenta que tiene que estar preparado para una forma de jugar.

Entrenadores que pasaron anteriormente por el Celta B reconocieron que, en estos equipos, los jugadores no están suficientemente formados a nivel defensivo porque lo hacen poco. 
Obviamente, cuando vienes de categorías de base en las que son muy superiores y el rival apenas le llega, sí que lo notan. Pero también es cierto que mi manera de trabajar la defensa, con defensa de la pelota y movimientos zonales, hay que hacerlos siempre, pase lo que pase. Cada entrenar también tiene su manera de ver el sistema defensivo y, dentro del trabajo que traen, tratamos de meterle la forma de contener y de no encajar goles. Son pequeños detalles que, a la larga, son importantes. 

¿Los jóvenes requieren más paciencia?
Es un trabajo diario diferente, pero yo los trato como profesionales que son. No miro la edad, observo la mejora individual y colectiva y, a partir de ahí, el trabajo es profesional para jóvenes y más veteranos. Es cierto que los jóvenes enfocan de una manera las cosas y los veteranos piensan de otra forma, pero son matices que apenas cambian mis enfoques. 

¿Cómo termina en el Celta B a los 51 años?
Soy un entrenador y, cuando recibo una oferta, la analizo. Me llamaron en enero, vi que me cuadraba por el club, por la historia y porque, gracias a dios, siempre he estado cerca de la élite, y consideré que era una buena propuesta en un club importante. Todos queremos crecer y estar lo más alto posible, pero me gusta entrenar, estar en el día a día y competir. Y, como entrenador, dependemos de los resultados. En mi caso, ni cuando me va muy bien me vuelvo loco, ni cuando tienes que irte de un sitio, dudas del trabajo. Creo que cuanto más lejos estás de la élite, eres más entrenador porque los jugadores te necesitan más. Si estás cerca de la élite, gestionas más otro tipo de situaciones y, sobre todo, en lo que creo es en la mejora. En que los jugadores sean mejores cuando los dejas. 

¿Nota mucho los cambios en el fútbol desde su época de jugador?
Sí, sí. Ha cambiado mucho de cuando yo empezaba a los jugadores de ahora. Tienen muchos más medios y hay más colaboradores. Hay que enfocarlo bien porque, al final, el juego continúa siendo un equipo contra otro y, con cuestiones que, por mucho ordenador que hay por el medio son iguales. El competir, ir a muerte, ayudar al compañero, defender la pelota, buscar las líneas de pase... Son cuestiones que siempre van a existir pase lo que pase. 

En Segunda B llegaba a partidos donde el rival era muy desconocido. Ahora hay todo el análisis del mundo. 
Esto es así, pero a mí el rival me cambia pocas cosas. Me gusta más trabajar con mis jugadores y buscar nuestras fórmulas para alcanzar nuestros objetivos. Aunque sí tenemos en cuenta las virtudes del rival. También es cierto que, en muchas ocasiones, ves a un equipo un domingo y al siguiente pasan cosas totalmente diferentes porque el fútbol mantiene ese punto de improvisación y de creación. 

Y más en un filial, que hay que impulsar que el jugador tenga espontaneidad y crezca. 
Eso es fundamental. Trabajas, le das unas premisas y las pautas. Pero, a partir de ahí, el jugador tiene que moverse con libertad en el campo y ser el que toma decisiones. Esto no es un futbolín, trabajamos para tener una idea clara y también un plan alternativo por si el original no funciona, pero las decisiones últimas las tiene que tomar el futbolista en el campo y sacar el máximo partido a sus condiciones.

El Celta B superó al Arosa (1-4) y el Coruxo al Arzúa (2-0)

Los equipos de Segunda División B continúan con la preparación de la temporada, que comenzará el 18 de octubre y ayer Celta B y Coruxo disputaron encuentros amistosos a puerta cerrada. El equipo céltico obtuvo una clara victoria ante el Arosa y ofreció buenas sensaciones. Se impuso por 1-4 con dos tantos de Manu Justo y otos dos de Lauti de León. Por su parte, el Coruxo recibió en el campo de O Vao al Arzúa y sumó un triunfo por 2-0. En este caso, los goles correspondieron a los delanteros Jairo Cárcaba y Diego Silva. 

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