El club le ofrecerá la continuidad y le ha hecho saber que no negociará con ningún técnico antes de hacerlo con él
La permanencia es un hecho, a falta de que se cierre la última jornada y, con ella, todas las posibilidades matemáticas queden saldadas. Con el objetivo virtualmente logrado, el Celta tiene claro el primer paso a dar de cara a la próxima temporada, que será elegir el entrenador. Y visto lo sucedido esta campaña, se toma muy en serio una decisión en la quiere evitar todo tipo de riesgos. Por eso, y porque su trabajo ha convencido, la opción elegida es la de la continuidad de Fran Escribá.
El valenciano aterrizó en Vigo con el equipo en proceso de descomposición sobre el terreno de juego y con el vestuario muy tocado. Perdió los dos primeros partidos, pero después ha sabido enlazar nueve jornadas en las que sólo ha caído en dos partidos. De hecho, la peor imagen del equipo fue la dada el pasado sábado en San Mamés, cuando se perdió la solidez ganada en las últimas semanas y se volvió a males anteriores.
Con todo, en el seno del club existe el convencimiento de que debe ser el entrenador que inicie la próxima temporada. Ya gustó, de entrada, que en las negociaciones previas a su llegada el pasado 4 de marzo Escribá no quisiese imponer un acuerdo previo sobre la próxima temporada. Ese convencimiento en su trabajo y la seriedad de no querer hipotecar el futuro de ninguna de las dos partes se valora en la sede. La directiva ha sufrido esta temporada con la no adaptación de sus dos primeras apuestas, Antonio Mohamed y Miguel Cardoso, y prefiere confiarse a un entrenador que ha demostrado que conoce de sobra la Liga y que se ha ganado el respeto del vestuario celeste por su gestión del grupo a lo largo de los dos últimos meses.n
