Balonmano

La fiesta del derbi se vivió antes, durante y después

La peña O Inferno acompañó al Guardés, como siempre en los derbis.
photo_camera La peña O Inferno acompañó al Guardés, como siempre en los derbis.

Ponderaba Isma Martínez en una entrevista en este periódico la importancia capital que tiene el balonmano a nivel social en pueblos del área de Vigo como Cangas -de donde es nativo-, A Guarda -su rival ayer- y Porriño -donde entrena-. En esta ocasión fue el Municipal de la localidad da Louriña el que acogió la fiesta. Y como es habitual, el resultado dio igual. 

 

 

O, al menos, aparentemente. Porque los aficionados del Mecalia Atlético Guardés vibraron como siempre hacen con su equipo. Se dejaron notar desde el minuto 1. Desde antes, incluso. Porque los más madrugadores acudieron a la ‘fan zone’ montada por el club porriñés y disfrutaron de las viandas y los refrigerios. Como es habitual, el ambiente festivo predominó en perfecta comunión con los seguidores locales. Lo cortés no quita lo valiente. 

Una vez dentro del recinto y con el pitazo inicial, cada uno a lo suyo. Los miembros de O Inferno empujaron desde su esquina. Se escuchaban en el pabellón y también se escuchaban a través de la televisión. Un guante que recogió la afición local en una batalla de animación que se contagió de la de dentro de la pista. Y con el portero del Celta cedido en el marsella Rubén Blanco disfrutando en la grada como uno más.

Tan solo una pega a nivel ambiente y es que el pabellón no se llenó. Tras las porterías, había notables huecos. Nada serio. De hecho, tampoco se notó demasiado por el empuje de ambas aficiones, que mantuvieron su fidelidad hasta más allá del 60. La de Porriño por fin celebró. La de Guardés apoyó. Fiesta antes, durante y después.

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