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La falta de acuerdo con el Celta deja al Matamá sin Segunda Pro

El Matamá se ganó sobre el verde un derecho a la Segunda Pro, que no podrá disfrutar esta temporada.
photo_camera El Matamá se ganó sobre el verde un derecho a la Segunda Pro, que no podrá disfrutar esta temporada.
Ambos clubes celestes no llevaron a buen puerto las negociaciones y el femenino tuvo que renunciar a su plaza
Hace tan solo unos días estaba cerca. Muy cerca. Tanto que el Matamá se inscribió en la Segunda División Pro, nueva categoría de plata del fútbol femenino español. La entidad del Penedo da Moo estaba negociando con el Celta un convenio que le permitiera encontrar una viabilidad económica para afrontar una Liga con unas exigencias importantes, tanto en lo deportivo como en lo monetario. Pero los últimos metros de una carrera son los que más cuestan cubrir y, finalmente, ambos clubes celestes no han alcanzado un acuerdo satisfactorio y la sociedad que preside César Casás se ha visto en la obligación de renunciar en los despachos al derecho que se ganó legítimamente sobre le césped la temporada pasada.
La estrechez de los plazos ha resultado decisiva en esta contrarreloj. La Federación Española apremió el pasado jueves al presidente del Matamá para que decidiese si seguía adelante o se bajaba del tren de la Segunda Pro. Ayer se aprobó el calendario de las competiciones femeninas y una renuncia posterior provocaría unas sanciones, tanto económicas como deportivas, mucho más severas para la sociedad. "No nos quedó más remedio", afirma desolado el máximo dirigente.
Y el motivo principal de que Casás tuviera que tomar tan dolorosa decisión ha sido la falta de acuerdo con el Celta. En su frenética búsqueda de patrocinios para poder afrontar la temporada en la nueva división, fue el Matamá el que llamó a la puerta de A Sede. Se la abrieron con buena predisposición. Desde el primer momento, en Príncipe mostraron su interés por el fútbol femenino y las conversaciones transcurrían con buenas sensaciones. Tanto fue así, que en el Penedo da Moo decidieron inscribir al equipo en Segunda Pro el pasado lunes, pese a que el acuerdo no estaba cerrado. 
Fue entonces cuando la prisa se convirtió en apuro. La Federación avisó al Matamá de que si renunciaba a la plaza una vez aprobado el calendario, las sanciones serían mucho más duras. En lo económico y en lo deportivo. Eso llevó a Casás a tratar de cerrar el acuerdo con el Celta. No fue posible. El club celeste se ofreció a pagar una parte de los 255.000 euros presupuestados por el Atlántida -gastos de Seguridad Social e IRPF de las jugadoras al margen- . El montante restante era imposible de asumir para la sociedad que preside Casás, que además se quedaría sin subvenciones para sus equipos de base al perder la nomenclatura en de su primer equipo.
En este punto, y con la espada de damocles de la aprobación de la hoja de ruta de ayer sobre la cabeza, a Casás no le quedó más remedio que renunciar. El dirigente lo intentó todo hasta el final, con llamadas exprés a la desesperada a diversos "ases bajo la manga" que se había reservado. Pero era demasiado dinero. Imposible. Una decisión muy dolorosa, que comunicó a sus jugadoras a última hora del pasado jueves. "Ha sido el peor momento como presidente. Un día muy duro", expresó el dirigente, que desveló que el desánimo y el desasosiego se apoderó de una plantilla muy frustrada por no poder disfrutar de un derecho ganado a pulso sobre el césped tras ocho meses de trabajo.

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