Tras la disputa de la quinta jornada, el Celta ocupa la décimo sexta plaza de la clasificación con un solo punto por encima del descenso y no ha pisado en estas semanas por encima del duodécimo puesto. Sin embargo, las sensaciones que rodean al equipo son positivas. En tal contrasentido influyen fundamentalmente dos aspectos: el extraño partido ante el Granada, marcado por las dos expulsiones celestes, y el factor corrector del calendario. Es decir, que los rivales a los que se ha medido el grupo entrenado por Fran Escribá son especialmente duros.
En la Liga hay cinco equipo que, por presupuesto –sobre todo– e historia, parten por encima del resto: los dos macrogigantes Barcelona y Real Madrid, el gigante Atlético de Madrid y los muy espigados Sevilla y Valencia. Pues el Celta es el único equipo de la Liga que ya se ha tenido que medir a cuatro de ellos –todos menos el conjunto culé–. De los otros 19 equipos de Primera, los que más se acercan a ese nivel de exigencia de partida son Granada, Real Sociedad y Leganés, aunque únicamente se han medido a dos de cinco. En este ránking de dificultad de las jornadas iniciales el más afortunado es, precisamente, uno de los cinco, el Atlético, que todavía no se ha topado con ninguno de los otros cuatro.
Además, el balance céltico ante tales contendientes no es negativo: derrota con el Real Madrid, victoria ante el Valencia y empates –a domicilio, para más inri– frente a Sevilla y Atlético. Cinco puntos que sitúan la cosecha entre las mejores contra este quinteto desde el último ascenso a Primera. Sólo en la campaña 13/14 el Celta sumó más en la primera vuelta ante los mismos cuatro equipos a los que ya se ha medido. Por entonces, fueron 6 merced a sendos triunfos ante Valencia y Sevilla. Eso sí, el número de derrotas fue mayor, con las encajadas ante Atlético de Madrid y Real Madrid.
