ANA ALONSO. Preparadora física, jugadora y entrenadora en el Porriño

"La faceta de jugadora es la que menos tiempo me lleva"

Ana Alonso ejerce de preparadora física y jugadora del primer equipo.
photo_camera Ana Alonso ejerce de preparadora física y jugadora del primer equipo.
Ana Alonso (Vigo, 1995) ejerce de jugadora del Conservas Orbe Porriño, también de preparadora física y entrena al equipo juvenil. Una profesional multitarea que, en los últimos días, tiene que "reinventarse ante esta situación que es totalmente nueva".

¿Cómo organizó esta semana?
Como no se puede salir a la calle, dejamos a las extranjeras en su país. Es decir, a las tres portuguesas. Después, repartimos el material que teníamos en el gimnasio por los pisos para darle a las jugadoras mancuernas y gomas para que pudieran trabajar. A partir de ahí, dividí el trabajo con tres días de fuerza con este material –para las que están fuera y no tienen mancuernas, se adapta con botellas de agua o litros de leche–, y otros tres de ejercicio cardiovascular que hacemos por vídeo. Usamos la plataforma Zoom y hacemos clases colectivas. Está dirigido por mí y ya estoy buscando colaboración con otros.

¿Le toca hacer de profesora?
Sí, sí. Me está tocando salir de mi zona de confort. Estas situaciones excepcionales siempre lo hacen. A mí no es algo que me entusiasme estas clases colectivas. La música y el ritmo tampoco es lo mío, pero no queda otra y queremos hacer algo que sea dinámico, que permita minimizar la pérdida de capacidades y crear algo lúdico que el trabajo de fuerza no permite. El aeróbico sí que se presta.

¿Se plantea invitar a gente?
Bueno, todavía no nos atrevemos, pero es cierto que vivo con mi abuela y el otro día sudó un poco con nosotras. También familiares de algunas jugadoras y el cuerpo técnico se unieron. Mi abuela tiene 83 años y tenemos que ser todavía más estrictos en las precauciones diarias. Cumplimos todas las medidas de seguridad y ella es mayor, pero es cierto que está acostumbrada a moverse y le viene bien.  

¿Cómo respondieron las jugadoras?
A las 19:00 le toca al equipo juvenil y de la Plata y después, el de División de Honor. La acogida es muy buena y, además, nos permite hablar entre nosotras, que no nos vemos. A esto se añade que los primeros días es más fácil conectarlas, pero ya veremos cuando llevemos tiempo así. Yo hago sesión doble porque me toca primero con las juveniles y después con las mayores. Son cosas del oficio. 

¿Esto es nuevo para usted?
Sí. Cuando se habla de entrenar en el alto rendimiento, nunca se habla de hacerlo a distancia. En otros ámbitos, puede darse, pero a este nivel, sí que estás en contacto personal con el deportista. Es algo que lo exige. Nos estamos adaptando porque tienen que mandar fotos del trabajo de fuerza o las lesionadas enviarnos vídeos para corregirlas y también ver su evolución. Es algo excepcional porque nunca lo habíamos vivido antes y también raro. No era imaginable hace un mes. 

¿Saben algo del futuro de la competición?
Por ahora no, estamos esperando. La Federación Española no dio ningún comunicado oficial, por lo que tenemos la mente puesta en que esto volverá a comenzar. Así será hasta que nos digan lo contrario.  

¿Cómo se ejerce de jugadora, preparadora física y entrenadora del juvenil?
Este año no tenía esta idea. Pero por las lesiones imprevistas, de jugadoras de la primera línea, terminé ahí con ficha en División de Honor. En pretemporada, tuvimos dos fracturas de dedo en la plantilla. Además, Erika Tavares y Sarai Samartín se lesionaron de larga duración, cuando sus problemas iban a ser de poco tiempo. Ser preparadora física, compañera,  amiga y entrenadora de las más jóvenes es una situación complicada. Un poco raro. 

¿Le protestan mucho?
Al preparador físico, siempre. Porque es la parte que menos les gusta. No obstante, al ver que yo también lo hago, baja el nivel de las protestas. Sí se quejan más los días que yo falto al entrenamiento por algún motivo. Ahí hay más protestas. Si no estoy un día de trabajo, ya dicen que es duro. Es en la única ocasión que lo hacen.

¿Le da el día para todo?
Pasó muchas horas en el pabellón, pero cuando haces lo que te gusta y lo disfrutas, se lleva mejor. Por las mañanas estudio: terminé un máster y ahora estoy con las oposiciones. Por la tarde, voy al pabellón y, en mi caso, el trabajo también es desconexión porque me sirve para entrenar. 

En su caso, ¿es profesional del club? 
Yo no diría profesional, porque en balonmano femenino eres más bien semi-profesional, pero sí que estamos aseguradas. Son sueldos para vivir, pero no podemos hablar del profesionalismo de un futbolista. No tiene nada que ver. Pero sí es un trabajo y hay que cumplir lo mejor que se puede. En mi caso, la faceta de jugadora es lo que menos tiempo lleva. A lo que más tiempo dedico es a la preparación física, la readaptación de lesiones, el trabajo de la cantera del club... Ser únicamente jugadora es ir allí y hacer lo que manda el técnico y cuidarte. Al entrenar tú, tienes que planificarlo en casa, preparar todo, pensar.... 

Esto sólo se puede entender con un relación magnífica con Isma Martínez (entrenador).
Si repaso el teléfono, creo que las diez últimas llamadas que tengo son de él. En la preparación física me ayuda mucho y tiene más experiencia como entrenador. Lo hablamos todo mucho. Además, el equipo de Honor Plata y el juvenil se solapan mucho. El filial es todo de menos de 21 años y no tenemos esa presión de resultados. La idea es que sirva de conjunto de formación para que las jugadoras maduren.n

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