ROBERTO RODRÍGUEZ. Director del ITF Club de Campo

"Estamos en la semana más importante del año"

Roberto Rodríguez posa en el Club de Campo, del que es director deportivo.
photo_camera Roberto Rodríguez posa en el Club de Campo, del que es director deportivo.
Son días de mucho trasiego para Roberto Rodríguez (Querétaro, México, 1980). Como director del ITF del Club de Campo, está en plena erupción del volcán de la semana más importante del año para la entidad. Se nota.

Llamadas, consultas, preguntas, felicitaciones. Él es el centro neurálgico del torneo vicedecano del tenis español. Pero, además, es director deportivo del club y sigue jugando y dando guerra. Hiperactividad para que todo fluya.

No tiene acento mexicano.
Llevo aquí desde los 16 años. Mis padres emigraron allí desde Beariz, en Ourense, y luego regresaron.

¿Ya es vigués de adopción?
Se puede decir que sí. Llevo aquí 16 años y en el Club de Campo desde 2012. En 2014 asumí la dirección deportiva de todas las áreas: tenis, pádel y crocket. 

Y del torneo. 
Es la semana más importante del año. Toda la estructura del club se vuelca y se paraliza porque el evento lo necesita. Para nosotros, ser el segundo torneo más longevo de España es un aliciente muy importante para que la Junta Directiva y los socios sigan apostando año tras año. 

¿Cuánto gasto supone?
El presupuesto es el doble de los 15.000 dólares que repartimos en premios. Esto sería imposible sin los patrocinadores y sin el apoyo de las federaciones -gallega y española- y del Concello de Vigo y la Deputación de Pontevedra. 

Porque el retorno es casi cero.
Y sin casi. Una de las formas de conseguirlo sería vender entradas, pero el club siempre ha apostado por que esto sea gratis. Coincide con las Fiestas de Vigo pero siempre hemos considerado que el torneo forma parte del programa.

¿A qué jugadores hay que seguir? 
Rafael Matos, un brasileño zurdo, que perdió la final aquí hace dos años con bola de partido. Juega lo que quiere y tiene un potencial tremendo. Y luego Pol Toledo, al que le dimos 'wild-card' hace unos años. Estamos contentos de que haya vuelto como primer cabeza de serie.
 

¿Y Tomás Currás? 
Tomi tuvo una etapa juvenil muy exitosa. Pero al contrario de lo que piensa mucha gente, la etapa en la que más se mejora es desde los 14 a los 18. Y ahí tuvo muchas lesiones, con un año parado por la rodilla. Le costó. Ahora le veo en buen momento. Es una pena que haya perdido el individual pero sigue ahí en el dobles.

Decía Pablo Andújar que estos torneos son indispensables para el futuro del tenis mundial.
Esta es la etapa más complicada para el jugador. Nosotros no tenemos retorno, pero ellos tampoco. El premio del ganador cubre sus gastos, pero nada más. Claro que es indispensable para que ellos crezcan y puedan asomarse al profesionalismo, pero también es complicado porque hay mucho nivel y necesitas ganar partidos para ir sumando puntos y mejorando.

Y para dejar de perder dinero. 
El presupuesto que maneja cada jugador de este tipo de torneos es de 30.000 euros anuales si viaja solo y unos 45 o 50.000 si viaja acompañado. Lo que ganan durante el año los 300 o 400 del mundo suele andar en estas cifras. Es decir, que los ganadores empatan. De ahí para abajo, todos hacen una apuesta. Tienen que dejar de lado una vida social, familiar y académica. Y un esfuerzo económico brutal. 

¿Muchas diferencias? 
De hecho, una las reivindicaciones en este tipo de circuitos es que el dinero debería estar más repartido. Los muy buenos cobran mucho porque así lo generan, pero sería impensable que el 300 del mundo en fútbol, baloncesto o lo que sea no pudiese vivir de su deporte. Además, con la cantidad de practicantes que tiene. No es como el crocket, con todo el respeto. Muchísima gente juega a tenis en el mundo y solo pueden vivir de él los primeros 150 o 200.

Y hablando de carreras en el tenis, ¿cómo fue la suya? 
Empecé en México. En verano venía con mis padres y jugaba torneos. En uno de ellos conseguí una beca con la Federación Aragonesa y me fui a vivir a Zaragoza. Empecé a jugar este tipo de torneos durante dos años. Era el momento de elegir y puse en una balanza lo que perdía y lo poco que podía ganar y con 20 años decidí abandonar el tenis profesional.

¿Pero usted siguió jugando, no? 
No. Estuve sin ir a torneos varios años hasta que a los 28 empecé a meterme en circuitos nacionales de veteranos. Y desde entonces he seguido manteniéndome activo.
Y con éxito. 
En 2016 tuve la suerte de ir con España a jugar el Campeonato del Mundo por equipos para mayores de 35 en Croacia. Quedamos subcampeones tras Holanda.

Y ahí sigue, dando guerra. 
¡Bueno! Voy jugando lo que los dolores me permiten. ¡Las canas no son por casualidad! Eso sí, el año que viene quiero ir a jugar el Campeonato del Mundo para mayores de 40.

Entiendo que es algo que no depende del Club de Campo pero, ¿por qué no un torneo femenino de estas características en Vigo? 
Estos torneos son difíciles de hacer porque gran parte de la financiación sale de los socios. Desgraciadamente, no es fácil para casi nadie. Nosotros hacemos este esfuerzo porque llevamos muchos años, pero si tuviéramos que empezar de cero... Se ha planteado uno en Ourense y se canceló. ¿Quién puede asumir 30 o 35.000 euros?
 

¿Y qué se puede hacer para que el tenis llegue más a la gente? 
Se ha perdido impacto porque el pádel le ha comido terreno. El tenis es un deporte más complicado. Necesitas más tiempo, más paciencia, más desembolso. En Francia y Estados Unidos, los niños juegan con dimensiones más reducidas y pelotas pinchadas y disfrutan más. Es importante porque así generas más practicantes. La Federación ha armado un circuito de base con divisiones, para que los niños jueguen contra rivales de su nivel y puedan disfrutar más y frustrarse menos. Eso genera licencias, competiciones y seguimiento.

Hablando de seguimiento, parece que en esta sociedad solo vale ganar. Solo vale ser Nadal. Y hay más tenis aparte de Roland Garros.
Es así. En tenis solo gana uno. A un Grand Slam se presentan 128 y 64 en la previa, y solo gana uno. Desgraciadamente, la sociedad solo valora al número 1. 

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