Celta - Real Madrid

Los esbozos no llegan ante el Madrid

David Costas trata de arrebatarle el balón al brasileño del Real Madrid Vinicius durante el partido de ayer en Balaídos.
photo_camera David Costas trata de arrebatarle el balón al brasileño del Real Madrid Vinicius durante el partido de ayer en Balaídos.
El Celta canterano -hasta ocho jugaron ayer, incluido el juvenil Losada, primero nacido en el siglo XXI- puso fútbol pero cayó ante la mayor calidad del Madrid (1-3) en un encuentro donde el VAR anuló el gol del empate del Celta y expulsó a Modric.  

No fue un primer día feliz. Tampoco como para rasgarse las vestiduras. El Celta dejó alguna virtud y demasiadas bisoñeces ayer sobre Balaídos como para superar al Real Madrid, que tiró de su versión antigua pero no tan anticuada, visto lo visto.

Es cuestión de ponerse a andar. Aunque se echen de menos cosas, toca iniciar el camino con la suficiente convicción como para plantar cara a uno de los grandes millonarios de la Liga. La mejor cara que encontró para poner el primer día el técnico celeste, Fran Escribá, se parecía mucho a la que puso una semana antes en el Memorial Quinocho, salvo por las novedades de Araujo –por Aidoo– y Toro Fernández –por Lauti–. Y, más allá de los nombres, al entrenador local le pareció mejor la apuesta por cuatro jugadores en línea en el centro del campo y guardar el rombo para otra ocasión.

Enfrente, el Real Madrid sorprendía con la titularidad de Gareth Bale por la banda izquierda. El malquerido galés, no utilizado durante buena parte de la pretemporada mientras se esperaba su salida, aparecía en un once que recordaba muy mucho al de los últimos logros europeos del conjunto blanco. De hecho, ninguno de los futbolistas llegados este verano apareció sobre el césped de Balaídos en el arranque del partido. Incluso la disposición sobre el campo, con un claro 4-3-3, recordaba mejores tiempos pasados.

Lo cierto es que el control comenzó en los pies de los visitantes, con el Celta deseando acelerar el juego si lograba hacer llegar el balón a Brais o Denis o, más directamente, a Aspas. El 4-4-2 celeste hacía ejercicios defensivos basculando de lado a lado y cediendo hasta tres cuartos del campo. Los dos contrincantes veían los caminos por el centro demasiado tapados y apostaban por balones largos por las bandas buscando la carrera de algún compañero osado.

Mientras el fútbol se asentaba, las miradas empezaron a centrarse en la labor de Xavier Estrada Fernández. El colegiado del partido comenzó fuerte su labor con una tarjeta amarilla a Kevin por una falta sobre Marcelo. La infracción es innegable y parece que la ajustada norma que aboga por proteger los talones hizo el resto para que la primera amonestación del partido surgiese tan pronto. En el minuto 7 uno de los dos únicos laterales de los que disponía ayer Escribá ya tenía que medir sus actos.

Lo peor fue que esa sensación de facilidad arbitral para señalar faltas en contra y no hacerlo a favor caló en el ánimo del equipo celeste. Así, a los 11 minutos, los jugadores locales reclamaron una falta de Casemiro sobre Toro Fernández en el centro del campo que no fue señalada. El balón siguió rodando y llegó a Bale en una de sus habituales diagonales. El galés, tan impertérrito como buen futbolista, recortó un par de veces y metió un balón tenso al área pequeña para que Benzema empujase a gol.

No cambió en exceso la disposición del partido tras el tanto. El Real Madrid seguía teniendo más el balón, pero le faltaba precisión en los pases para llegar con asiduidad al área celeste. Hasta que, a la media hora de juego, Aspas apareció por primera vez en el partido: se retrasó para ayudar en la salida de balón  y lo abrió a la derecha, donde Brais le tiró una pared en profundidad. El moañés, a la carrera, presintió a Toro Fernández en el área y de un genial primer toque metió un centro que únicamente un agónico toque de Varane impidió que acabase en remate y gol. 

El control de balón fue cambiando de bando, aunque Rubén tuvo que intervenir en un par de ocasiones con acierto para que el equipo fuese creciendo. Denis abandonó la banda para acercarse al juego y al balón en el centro y empezaron a buscarse de forma continuada el de Salceda, Brais y Aspas, con Lobotka como punto de apoyo.

En tal tesitura y en uno de los escasos ejercicios de presión alta del Celta –la línea media no acompañaba en exceso en la labor avanzando metros–, Odriozola se lió y permitió el robo de Denis, que enseguida encontró a Aspas dentro del área y éste a Brais para que marcase. Sin embargo, el vídeo arbitraje anuló la acción por fuera de juego del moañés y el público pitó del disgusto, y del enfado con el arbitraje, en el intermedio.

El inicio de la segunda parte fue prometedor porque se encontraron enseguida, en dos jugadas muy similares, Denis en el pase y Aspas en el desmarque dentro del área. En la primera intervino Courtois con acierto; en la segunda, el moañés optó por el pase y el remate de Brais topó con la defensa mientras el mosense reclamaba mano.

Todavía se creyó más en un desenlace satisfactorio de la primera jornada cuando el vídeo arbitraje volvió a reclamar la atención tras una entrada de Modric a Denis, que en esos momentos era un dolor de muelas para el conjunto blanco. Estrada Fernández no había mostrado ni amarilla pero cuando se acercó a la pantalla, volvió con la cartulina roja en la mano. Incluso, de esa misma falta surgió un cabezazo libre de marca de Araujo que Courtois se sacó de encima en una gran acción.

Quedaba media hora y había tiempo para todo. Incluso para despistarse y permitir un cabezazo de Benzema que Rubén y el palo se encargaron de neutralizar. Y lo peor, incluso para aplaudir un zapatazo de Kroos que se coló por la escuadra de la portería celeste.

En el ánimo, el segundo tanto blanco compensó su expulsión. Y en la disposición táctica, pues al conjunto blanco le bastaba con defenderse y con triangular con criterio cuando el balón caía en su poder. Ahí le faltó al Celta, que ya había tirado de Pione, ese necesario ímpetu en la presión. Se dejó llevar como si la derrota fuese una imposición divina y hasta permitió un gran tercer tanto blanco, pleno de calidad individual.

La recta final únicamente sirvió para el reencuentro de Pape con Balaídos y para el brillante debut con el primer equipo de Iker Losada, autor del único tanto celeste. La primera jornada se fue dejando más sombras que luces.n

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