LUCAS OLAZA. Lateral izquierdo uruguayo del Celta

"Es un orgullo estar cumpliendo mi sueño"

Lucas Olaza posa delante del escudo celeste en Balaídos
photo_camera Lucas Olaza posa delante del escudo celeste en Balaídos
El lateral del Celta, que marcó un golazo al Barça de falta, señala que "estoy muy contento con mi rendimiento, es un orgullo cumplir mi sueño".

Lucas René Olaza (Montevideo, 1994) se ha asentado como  uno de los defensas más regulares del Celta. Y, además, se acaba de estrenar como goleador con la camiseta celeste, tirando de su gran golpeo para anotar una falta directa en el Camp Nou. 

Ante el Barça, Óscar García lo situó de tercer central. ¿Le sorprendió? ¿Cómo se sintió?
El técnico me preguntó si ya había jugado ahí y si me iba a sentir cómodo. No había hecho de central muchas veces, pero sí algunas. Me sentí muy bien. Quedé muy contento con el rendimiento pese a que no es mi puesto habitual. Yo jugaré donde pueda aportar. Donde me toque.

¿Cree que se ha ganado el derecho a tirar más faltas?
El sacador principal es Iago. Eso lo voy a seguir respetando. Porque él ha marcado muchas faltas, tiene mucha calidad y posee un excelente golpeo. Siempre nos quedamos practicando faltas. Cuando me toque otra oportunidad, trataré de aportar lo mío.

Que Iago le dejase esa segunda falta es una muestra de confianza.
Siempre me ha dicho que vaya a entrenar con él las faltas. Me dio esa oportunidad porque sabe de mi capacidad.

A nivel grupal, ¿por qué el equipo no está funcionando?
Es lo más complicado. No estamos teniendo buenos resultados, aunque sí hemos hecho buenos partidos en los que no se dio el resultado por una cosa u otra. Pero con trabajo todo se puede revertir. Ahora, con Óscar, estamos valorando ser más agresivos en el uno contra uno, ir a presionar arriba... El equipo lo hizo en un campo difícil como el Camp Nou. Más que nada es la actitud y encontrar un buen juego.

¿El cambio de entrenador da una tregua en cuanto a la presión?
Yo no lo llamo presión, sino responsabilidad. Porque es nuestro trabajo. No sólo juegas por ti, sino también por los compañeros, el club, la gente... 

Ahora llega un calendario, sobre el papel, más asequible.
Todos los rivales son complicados.  Y se nos está haciendo difícil ganar. Trataremos de mejorar como equipo y lograr buenos resultados antes del parón de Navidad.

Hagamos un poco de historia. ¿Cómo empezó en el fútbol? 
Desde que me acuerdo, juego al fútbol. Allí empiezas a jugar en los equipos que llaman baby-fútbol a los 4 años pero yo comencé con 3. Siempre, con mi abuelo y con mi padre, andaba con la pelota para todos lados. Después, hice todos los juveniles en River Plate de Uruguay y debuté con el primer equipo con 17 años.

¿Su padre y su abuelo jugaban?
Sí, mi abuelo René jugaba al fútbol profesional en Uruguay y también jugó mucho tiempo en Colombia. Mi familia es muy futbolera y por eso siempre soñé dedicarme a esto.

¿De qué jugaba su abuelo?
De nueve. Goleador.

¿Y a usted le tiraba ese puesto?
Jugaba de lateral o de volante ofensivo, aunque siempre me gustó hacer goles. Y desde chico manejaba bien la pelota parada y tenía buen tiro. En esas edades sí tuve la oportunidad de hacer muchos goles.

¿Es culpa de su abuelo o de su padre ese golpeo tan bueno?
Puede ser que sí. Yo creo que sí porque desde muy joven me hacían pegarle con balones muy grandes para la edad que tenía. Por eso, mientras fui creciendo, siempre tuve esa fuerza.

¿La precisión es a base de trabajo?
Es algo que viene contigo pero, obviamente, eso también se entrena.
Retomando su carrera, llegó su primera experiencia europea en el filial del Celta. ¿Cómo la recuerda?
Ya había debutado en Primera y había pasado por Brasil un año y medio. Llegué al Celta B porque quería estar en Europa, en España. El Celta me abrió las puertas y traté de aprovechar la oportunidad. Tenía la posibilidad de estar un año más en el filial pero decidí, junto con el club, cortar y volví a Uruguay otra vez a Primera.

¿Sintió esa campaña como un pequeño fracaso o decepción?
Fracaso para nada. Tenía 20 años. Al contrario, regresé a Uruguay después de tres años fuera. Y para mí fue mucho mejor. Estar lejos de la familia es complicado. Por eso me fui de aquí feliz.

Todo ese recorrido por distintos países y equipos curte mucho, pese a ser todavía joven (25 años).
Sin duda. Cuando uno se va de casa muy joven madura mucho como futbolista y como persona. Uno se curte con esas experiencias. Me sirvió para lo que vino después. Desde los 17 o 18 años estoy lejos de mi familia, sin convivir con ella. Para uno es complicado y se adapta a la situación. Te hace fuerte en todos los aspectos y te hace crecer.

En ese  sentido, ver aquí a tanto canterano que juega en su casa le dará un poco de envidia.
Por una parte, uno está feliz porque es lo que quiere hacer y lo que siempre soñó. Pero por otra, es un sacrificio. No sé si todas las personas se acostumbrarían o si abandonarían. Es lo que me gusta hacer y lo que a mi familia le gusta que haga. A ellos les hace felices que esté en el lugar en el que estoy. Para mí es un orgullo demostrar que puedo cumplir los sueños que siempre tuve.

Aquí se habla mucho del carácter uruguayo. ¿Es algo que tienen todos de serie o se ha exagerado?
Más que nada creo que es porque dentro del campo, y también en la vida en general, en Uruguay todo es muy difícil. Hay mucho sacrificio, la mayoría de la gente es trabajadora... Eso se lleva por naturaleza porque todo cuesta el doble. Allá tienes que trabajar mucho para poder mantener a la familia. Los niños que juegan al fútbol lo hacen soñando que en algún momento le puedan comprar una casa a la familia y sacarla adelante. Cuando un niño juega al fútbol no lo hace por él, sino también por su familia.
 

¿Usted, que ya dispone de cierto poder adquisitivo, está pudiendo cumplir ya ese sueño?
Sin duda. Uno está lejos pero siempre está con ellos. Te das cuenta de todo el sacrificio que hicieron para verme cumplir un sueño. Cuando creces, lo valoras porque cuando eres un niño no te das cuenta del sacrificio de comprarte unas botas cuando están con lo justo. Por ejemplo, mi padre trabajaba desde las 6 de la mañana hasta las 12 y a la una entraba en otro trabajo para salir a las 8 y cuarto. Todos los días menos los domingos. Y mi madre también trabajaba todo el día. Lo hacían para darme todo lo que necesitase. 

¿Tiene hermanos?
No tengo pero me crié con dos primos, que son como mis hermanos. Mientras mis padres trabajaban, nos crió mi abuela. Ahora también uno se da cuenta de todo lo que hizo mi abuela por los nietos.

Será gratificante poder devolver en parte ese sacrificio.
Sin duda. Poder ayudar a su familia a uno le hace sentir orgulloso.

Y será una motivación importante para trabajar aquí día a día.
También. Aparte de todo lo que hizo mi familia, yo también me tengo que poner contento con todo lo que he hecho a tan corta edad. Los clubes por los que he pasado, estar ahora en Europa...

Hablando de clubes, pasar por Boca no es moco de pavo.
Estar en Boca fue una de las cosas más lindas que me pasó. Sobre todo por la magnitud del club. Desde fuera te das cuenta de que es una gran entidad, pero desde dentro es otra cosa. La multitud de afición que tiene por todas partes del mundo. A uno le curte mucho jugar con esa responsabilidad.

¿Lo máximo de esa etapa fue la final de la Copa Libertadores ante River en Madrid?
Jugar esa competición y disputar una final tan importante te da mucha experiencia. Fue algo único.

¿Lo recuerda más con la tristeza de la derrota o con el orgullo de haber estado allí?
Las dos cosas. Perder cualquier final es muy complicado. Pero también hay orgullo.

¿Estando en Boca, pensaba en volver a Europa?
Sería dar un paso adelante. Cuando tuve la posibilidad, tras hacer las cosas bien en Boca, de que el Celta me abriese las puertas fue muy lindo. Porque quería tener la experiencia de jugar en la máxima categoría en Europa y en una Liga tan linda como la española.

Este regreso a Vigo también le obligó a tener paciencia porque pasó semanas sin ser convocado.
En la carrera y en la vida de cualquiera no todo es color de rosa. Esta profesión tiene eso. Hay que tener una estabilidad emocional. A lo largo de mi carrera, siempre dejo todo lo que puedo.

Y tras meses de titularidades, ¿siente que ya ha cogido el tren del fútbol europeo?
Estoy muy contento con mi rendimiento. Con esta continuidad me he sentido muy bien. Uno siempre busca seguir progresando. Me siento cómodo y me hace feliz que la gente reconozca el trabajo.

El club tiene la opción de comprar su ficha, ¿sabe ya cuál es su intención?
Sinceramente, no. Sé que el Celta tiene esa posibilidad y a su debido tiempo, cuando ellos quieran, hablarán entre los clubes. Actualmente, no sé nada.n

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