Celta

El Celta acarició aquella Copa

El equipo vigués era duro y encajaba pocos goles, con Cañizares como Trofeo Zamora y el capitán Vicente.
photo_camera El equipo vigués era duro y encajaba pocos goles, con Cañizares como Trofeo Zamora y el capitán Vicente.

Este sábado, 20 de abril, se cumplen 25 años de la final que el equipo vigués perdió en los penaltis con el Zaragoza

El 20 de abril de 1994 quedará marcado para siempre en la memoria del celtismo como el día en que su equipo estuvo más cerca de conquistar la Copa del Rey. Este sábado se cumplen 25 años de la final que disputaron en el Vicente Calderón el Celta, un equipo recién ascendido y con el que nadie contaba, y el Zaragoza, que partía como claro favorito. El encuentro movilizó a 25.000 aficionados celestes, que se desplazaron a Madrid por diferentes medios, y la ciudad se paralizó a la hora del choque.
Aquella final, que terminó en empate sin goles tras noventa minutos y una prórroga, será recordada siempre por el penalti que falló Alejo Indias, el quinto de la serie, pero también por la parada de Cedrún ante un remate de Salva, en el minuto 87, y por la expulsión de Santi Aragón, que dejó al Zaragoza en inferioridad numérica durante todo el tiempo de prolongación.
"A pesar de haber pasado 25 años, el recuerdo sigue estando presente porque yo soy de Zaragoza y todo el mundo me recuerda esa final, tanto en Vigo como aquí. En Vigo la gente me recuerda el cabezazo en el minuto 87 que detuvo Cedrún y aquí en Zaragoza se me recuerda como el que casi les quita la Copa", indica Salva, titular en el Celta en aquella final y que disculpa a un Alejo que quedó marcado muchos años por aquel lanzamiento: "Lo que sí recuerdo es que nadie quería tirar el quinto penalti. Los cuatro primeros estaba muy claro quienes los iban a lanzar, pero para el quinto nadie se decidía y al final fue Alejo el que dijo que lo tiraba él. Fue un momento difícil, estuvo valiente pero tuvo la mala suerte de no acertar en una tanda de penaltis que siempre es una lotería. De hecho, nosotros confiábamos en Cañizares y creo que fue la primera vez que perdió en una tanda de penaltis".
Cañizares, después portero del Real Madrid, el Valencia y la selección española, fue otro de los protagonistas de aquella final. "El Celta no era favorito, ni mucho menos. De hecho, el Zaragoza después fue campeón de la Recopa", señala Patxi Salinas, central del conjunto celeste, que apunta que "aquel año el favorito era claramente el Zaragoza, y luego se vio en el terreno de juego que el partido estuvo muy parejo. Es más, yo creo que la tuvimos a favor en el momento en que ellos se quedaron con diez. Ahí podíamos haber ganado y luego llegamos a los penaltis con un portero que era súper especialista, como era Cañizares. Estábamos convencidos de que si llegábamos al final con empate, teníamos una baza ganadora que era nuestro portero".
El presidente del Celta era entonces Ignacio Núñez, que reconoce que "lo vivimos tan intensamente que me parece que fue ayer.  Todo el celtismo lo pasó muy mal porque teníamos la ilusión de llevarnos la Copa por primera vez en la historia". El exdirigente celeste cree que el equipo vigués pudo ganar el partido en la prórroga. "Ellos se habían quedado con un jugador menos y, no me gusta decirlo, pero creo que si le hubiéramos echado un poco de valor hubiéramos tenido más oportunidades, pero no fue así y nos quedamos con las ganas. Todos estábamos convencidos de que Cañizares nos iba a dar una alegría más. Nos dio muchas y pensamos que nos daría la última, pero no fue así", indica.
También Jorge Otero vivió en primera persona aquel partido, en su caso sobre el terreno de juego. "Es una fecha muy marcada por cómo fue la final, cómo la perdimos. Para todos los que estuvimos allí, incluida la afición, fue algo muy especial. Nos habíamos merecido esa final y después de perderla, yo me quedo con al recibimiento que nos hizo la afición en Vigo. Lo pienso y me emociono todavía al recordarlo", apunta.
El Celta era entonces un equipo muy diferente al actual, con uno de los presupuestos más bajos de Primera División. "Los jugadores o llegábamos libres o se fichaban de Segunda División. Seguro que estábamos entre los tres presupuestos más bajos de la categoría. El 95 por ciento venían libres, cedidos o de Segunda. Ahora el Celta tiene jugadores de 12 millones de euros", recuerda Patxi Salinas.
"Éramos un equipo duro, que corría mucho. No tratábamos mal la pelota pero peleábamos mucho y jugábamos bien sin balón. Y luego teníamos a Cañizares de portero que creo que aquella temporada se llevó el Trofeo Zamora. Era un equipo duro, que recibía muy pocos goles", añade Salva.
Lo que no ha cambiado, a juicio de los protagonistas de aquella final, es la pasión con la que el celtismo sigue a su equipo, tanto entonces como ahora, con el equipo jugándose la salvación. "La comunión era tremenda entre grada y equipo y ahora, aunque la situación es otra, la afición sigue estando a muerte. Si algo bueno tiene este club es la masa social, que siempre está ahí incluso a las duras, que a las maduras siempre es más fácil subirse al carro. Pero ahora está siendo una baza importante para el equipo. La afición no juega, pero sí te da ese plus. Cuando crees que no puedes, miras a la grada y te da fuerza. Y cuando eres de la cantera, te influye un punto más", asegura Jorge Otero.
"Jugamos una final de Copa y la gente nos apoyó a muerte, pero cuando hubo lo de los famosos avales, la gente también se volcó, y ahora está pasando lo mismo. Los que hemos vivido ese calor sabemos lo que es. El público de Vigo jamás ha dejado al equipo en la estacada", sentencia Salinas. n

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