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Un druida entre cosacos

Raúl Canle (derecha) posa con Karpin en la concentración del Rostov durante estos días en Marbella.
photo_camera Raúl Canle (derecha) posa con Karpin en la concentración del Rostov durante estos días en Marbella.
El fisioterapeuta vigués Raúl Álvarez Canle trabaja en el Rostov que entrena Valery Karpin

La vida de Raúl Álvarez Canle saltó de la camilla hace tres años. En apenas unos días, pasó de ser el fisioterapeuta del Coruxo a incorporarse al Rostov. De repente, el vigués de 31 años estaba en Turquía, en la pretemporada posterior al parón invernal de la Premier rusa, formando parte de un equipo técnico del máximo nivel con la leyenda céltica Valery Karpin al mando. 
"Estoy feliz allí", confirma el vigués desde Marbella, donde su equipo trabaja para el reinicio liguero el próximo día 27. "La mayoría de la gente piensa, 'uy, Rusia, qué frio'. Pero al ser tan al sur, el clima no es extremo. No se vive mal", explica. Así es. Rostov del Don es una ciudad de más de un millón de habitantes, puerta de entrada al Cáucaso y cuna de la cultura cosaca. "Pero como Vigo no hay nada porque es un paraíso", se apresura a acotar Canle.
Su llegada al club ruso se produjo de la mano de Luis Casais. El preparador físico de Ribeira ya había trabajado con Karpin en el Spartak de Moscú e incorporó a Raúl a su staff en el Rostov directamente desde O Vao. "Fue difícil tomar la decisión porque mi padre estaba hospitalizado. Pero él me apoyó y me dijo que era una gran oportunidad", recuerda Canle, que se encontró con un abismo idiomático. "El inglés es como hablar gallego comparado con el ruso", bromea. "Le di mucha caña y poco a poco vas aprendiendo", comenta el vigués, mientras rememora cómo le ponía el traductor del móvil a los futbolistas para saber qué les dolía.
Así comenzó su andadura en Rusia. Difícil al principio, porque estaba solo. Pero creciendo poco a poco en un rol inédito en Rusia. "No hay fisioterapeutas porque la carrera no existe", desvela. Así, Raúl cayó como un druida celta en medio de los cosacos. Chamán. Después de tres años, el Rostov cuenta con un readaptador, tres fisios -entre ellos Canle- y el propio Luis Casais como preparador físico. "Si no, no dábamos abasto", reconoce en medio de la vorágine de la pretemporada. "Tratas de mañana, tratas de tarde y hasta tratas de noche", revela.
Pero el fisio vigués no tiene ni media pega por mucho trabajo que le caiga. Sobre todo después de un 2020 tan difícil. "Eché un año sin ir a casa", destaca Canle, que recuerda con amargura el reinicio de la Liga. Cinco positivos confinaron al equipo en las instalaciones del club. "Estuvimos un mes allí encerrados en las habitaciones. Nos dejaban la comida en la puerta y no podíamos ni entrenar. Fue una experiencia muy fea", rememora. Fruto de la situación, el club tuvo que presentar a la escuadra juvenil en Sochi. "Los chavales metieron el primer gol, pero luego vino lo que vino", expresa con resignación. Así fue. Los locales firmaron un doloroso 10-1 que marcó un mal final de temporada: el Rostov acabó quinto cuando marchaba tercero.
"A ver si podemos meternos en Europa", desea Canle para esta temporada. El equipo de Karpin marcha en quinta posición, con opciones de mejora. "Aunque hay presupuestos más potentes que el nuestro: Zenit, Spartak, CSKA, Lokomotiv o Krasnodar", recuerda el vigués.
Y para el futuro, Canle lo tiene claro. "Un día tratando al Míster, que ya está viejecito, me dice: 'Si me echan, ¿tú qué haces?'. Yo contigo siempre, Míster", le respondió. "Ahí ya se quedó tranquilo", sentencia Canle, que ha encontrado su lugar en el mundo del fútbol como druida celta, a las órdenes de un mito celta, en la tierra de los cosacos.

"Karpin es como mi segundo padre"

La afinidad de Raúl Canle con Valery Karpin es más que notable. "Su carácter es parecido al mío. Convivimos muy bien", destaca el fisio vigués, que revela que el exfutbolista del Celta le llama "membrillo" de forma cariñosa. Y él responde con su propio apelativo. "A veces le llamo papá. Es como mi segundo padre", comenta.
Esa conexión surgió casi de inmediato. "Ya desde el primer día", rememora Canle. Sentados a la mesa, el médico del club hizo un comentario sobre un jugador. "¿Tú qué opinas, Raúl?", le dijo Karpin. El vigués, cohibido, no se quiso mojar demasiado. "¿Cómo que no sabes? Tú has venido aquí a opinar", le indicó el entrenador, mostrando su carácter desde el primer momento. "Es igual que cuando jugaba", destaca Canle, que afirma que en ningún momento sintió eso de "oh, Karpin" y quedarse "mudo".
Con todo, y pese a que Raúl destaca lo "exigente" que es el ruso, también insiste en que "si se hacen las cosas bien, está encantado" con su gente. "Me ayudó mucho en los primeros meses con el idioma. Siempre me ha dado mucho apoyo", confirma Raúl, que ya vincula su futuro al del ruso. "Mete caña, pero es muy agradecido", concluye con cariño el fisio vigués.

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