NICOLÁS RODRÍGUEZ. Regatista vigués de la clase 470 clasificado para los Juegos de Tokio

"Disponemos de un año más para ganar en experiencia"

Nico Rodríguez realiza una sesión de bicicleta en el gimnasio del centro de vela de Santander.
photo_camera Nico Rodríguez realiza una sesión de bicicleta en el gimnasio del centro de vela de Santander.

Nico Rodríguez (Vigo, 30 de abril de 1991) vive el confinamiento debido a la declaración del estado de alarma en el centro que la Real Federación Española de Vela tiene en la ciudad de Santander. Gran parte del equipo olímpico se encuentra allí porque cuando comenzó esta situación, todavía no se habían aplazado los Juegos Olímpicos. Tras conocerse que se disputarán en el verano de 2021, entiende que es una oportunidad "para mejorar". Al lado del Cantábrico añora poder navegar, pero "la situación fuera es jodida". 

¿Cómo vivió todo este proceso?
Aterrizamos en Palma el jueves antes del fin de semana de confinamiento. Al llegar nos dicen que se anula el Campeonato del Mundo y el Trofeo Príncesa Sofía y ya nos quedamos con la duda, sin saber qué hacer. El día siguiente entrenamos y, a partir de ahí, la Federación Española de Vela ya nos ofrece ir a Santander a aislarnos antes de ser obligatorio. Aquí tenemos instalaciones, gimnasio y habitaciones. Se tomó la decisión de, una vez dentro, no salir y nos explicaron toda la situación. Aceptamos y hasta ahora.

¿No tuvo opción de venirse para casa?
Ahora parece raro, pero aún estaban los Juegos Olímpicos vigentes porque pasaron poco más de dos semanas. En ese instante piensas en perder lo menos posible y, con esa idea, ninguno nos planteamos pasar por casa.

¿Cómo es la vida ahí?
Estamos muy bien, entre una y dos personas en cada habitación, y son dependencias grandes, preparadas para acoger a mucha gente. Tenemos horarios de limpieza, hacemos charlas juntos y entrenamientos por turnos en el gimnasio. La verdad es que estamos cómodos. Por momentos, te gustaría estar con la familia pero, dentro de lo que se puede, seguimos trabajando, que es importante y está bien. Es una gran instalación, en la que una zona está habilitada como residencia, con comedor y cocina. Hay vestuarios, baños, gimnasio... Todo ello separado. Incluso accedemos directamente a la zona donde están los barcos y tenemos dos preparados para nevegar. Además, tenemos cabos preparados para todo un año porque son cosas que, habitualmente, no tienes mucho tiempo para hacer. 

¿Cómo son los turnos?
La mañana se divide en cuatro horarios para no mezclarnos mucho y, por la tarde, haces la parte de cardio. La verdad es que no acostumbras a coincidir con casi nadie. Después también tenemos charlas 'on-line' en las que nos hacen ponernos separados porque, al conocernos desde hace tiempo, nos olvidamos un poco y nos recuerdan que hay que seguir con esas precauciones. Hay una labor de los entrenadores, de los médicos y del director de preparación olímpica para que no nos olvidemos de nada. Aquí dentro no nos llega, pero sabemos que la cosa está delicada. Comienzas a ver las noticias y te das cuenta de que el mundo está sufriendo una auténtica pesadilla. 

¿Cuánta gente está concentrada?
Dentro de la instalación está la fisioterapeuta, un responsable del centro, el director de preparación olímpica, dos entrenadores y los regatistas, que somos quince. La doctora está en su casa, pero con contacto continuo con nosotros. Tenemos una rutina muy marcada, con horarios claros. Siempre hay cosas que hacer y se te pasa bastante rápido. Es como nuestro teletrabajo, sin ir al agua, pero sí con actividades. La Federación creo que acertó porque tuvo claro no meter mucha gente aquí, que fuéramos pocos, y así es viable. Estoy contento con la idea y cómo ha ido todo. Se nota que somos un gran equipo, que la federación trabajó muy bien y estamos bastante unidos. Me gusta mucho. 

¿Tiene asumido que no podrá  salir de ahí en unas cuantas semanas?
Sí, es lo que hay. Compruebas lo de fuera y las cosas están jodidas. Cada uno tiene que gestionar lo que le llega. A nosotros nos tocó estar aquí. Esperemos que no dure mucho y que después esta pesadilla no dé coletazos a todos. Es un presente duro. 
¿Habla con la familia y le cuentan cómo están las cosas por Vigo?
Hablamos bastante, pero me doy más cuenta por el periódico, que por lo que ellos están viviendo. Están bien y también se enteran de todo un poco por los medios.

¿Cómo vivió todo el proceso de aplazar los Juegos?
Todo fue bastante rápido, pero también fuimos asumiendo que era una realidad la opción de posponerlos. Al final, ya no nos ha cogido por sorpresa. Ahora hay que volver a marcarse unos objetivos y trabajar más a largo plazo. 

¿Cómo valoran el aplazamiento?
Lo vemos como una oportunidad para llegar mejor preparados porque los rivales más fuertes que tenemos son regatistas con varios Juegos Olímpicos y, por lo tanto, más experiencia que nosotros. Tener un año más para poder mejorar, seguir creciendo e igualarnos con los oponentes. También se da la circunstancia de que se abre la mano a que la gente que viene por detrás pueda llegar a tiempo. Nosotros, con el escalón que nos estamos comparando, lo vemos como una oportunidad. Por ejemplo, los australianos tienen siete títulos mundiales y no se consiguen así porque sí. El patrón creo que lleva cerca de veinte temporadas a un nivel altísimo y te habla de su experiencia y de la madurez que tiene a la hora de tomar decisiones en el agua. Un año de aprendizaje para él es un porcentaje pequeño, pero para nosotros puede ser bastante más. 

¿Tiene idea de si la Federación cambiará algo en los criterios de selección?
Creo que no, los regatistas que ya están seleccionados seguirán dentro y para los que todavía estaba abierto el proceso, supongo que seguirá. No tengo ni idea. La intención es mantener una continuidad. 

A falta de más de un año, ¿trabajarán desde la parcela técnica para que nadie se relaje durante este tiempo?
Sobre todo, trabajarán mucho para que la planificación pueda ser buena. Al nivel que estamos, ya es raro que alguien se despiste. Los que estamos aquí dentro vamos a estar al 100% cuando esto termine y comencemos la preparación. Oportunidades como esta en la vida igual tenemos muy pocas. A lo mejor es la única y hay que aprovecharla al máximo. 

Después de todo este tiempo parado, ¿tiene muchas ganas de salir a navegar?
Sí, porque aparte tenemos el mar aquí enfrente. Lo tienes al lado y no lo puedes tocar. Además, hubo unos cuántos días muy buenos, espectaculares para la vela y lo veías por la ventana... Tenías que irte porque te entraban ganas de tirarte de un puente.n

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