Celta

No se cumplen años, se cumplen temporadas

Hugo Mallo abrió el turno de discursos, como si del delegado de clase se tratase, en la presentación del nuevo curso previa al comienzo de las clases, dentro de una semana, en idéntico lugar frente al Real Madrid.
photo_camera Hugo Mallo abrió el turno de discursos, como si del delegado de clase se tratase, en la presentación del nuevo curso previa al comienzo de las clases, dentro de una semana, en idéntico lugar frente al Real Madrid.
El Val do Fragoso vivió ayer un reinicio con la presentación del Celta ante su afición para dar comienzo al curso futbolístico que espera en una semana
Todo olía a volver a empezar ayer en Balaídos. Reinicio. Incluso el calor hizo un receso para transportar a los casi 6.000 espectadores que acudieron al Memorial Quinocho a una jornada cualquiera de la temporada. La cerveza con los amigos, la puerta, el asiento -seguramente no el de cada uno por el cierre de Río-. Y el fútbol. De nuevo el fútbol, aunque sea el mes del estío por excelencia. Teóricamente, el fútbol no es para el verano. Pero si antes los clásicos torneos veraniegos poblaban las semanas previas al inicio liguero, ahora es la globalización la que ha hecho de este deporte un tema de conversación pertinaz en la sociedad. Eso y que salvar un sufrimiento extremo implica una liberación. Una nueva vida. Y hay que vivirla. La afición del Celta demostró ayer que quiere disfrutar de esta nueva oportunidad en Primera División y, pese a los inconvenientes, pobló las dos gradas de Tribuna en el Memorial Quinocho ante la Lazio, que estuvo precedida de la presentación de la plantilla y de los fichajes en su nueva casa.
Nueva para algunos, porque Denis y Santi Mina -en muletas- conocen de sobra el Municipal vigués. Suyos fueron la mayor parte de los aplausos en un acto al que no asistió buena parte de la afición. Las costumbres invernales hay que trasladarlas al estío y apurar la última cerveza es una tradición irrenunciable para muchos.
Tras cumplir con las sanas costumbres, tocaba retomar otras. Y también en la animación, se notó que son tiempos de pretemporada. Los 6.000 espectadores que se acercaron a Balaídos sufrieron con los goles de Inmobile, se ilusionaron con el de Beltrán y se esperanzaron con un segundo tanto que diese paso a unos penaltis que dieran algo de vidilla al asunto.
La sombra de duda que dejó el Celta a una semana del inicio no repercutió en una grada contagiada del festivo ambiente veraniego. La cosa cambiará en siete días. Sigue siendo agosto, pero empieza la Liga. Empieza todo de nuevo.n

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